En una jornada marcada por un ataque terrorista palestino en Jerusalén, que cobró la vida de tres civiles israelíes, las críticas vertidas por Pedro Sánchez contra Israel durante una entrevista en Televisión Española han generado una fuerte reacción por parte del gobierno israelí. El líder español acusó a Israel de violar el derecho internacional humanitario en Gaza y de ser responsable de una masacre de niños palestinos, declaraciones que han llevado al gobierno israelí a retirar a su embajador en Madrid y convocar a la embajadora española en Tel Aviv para una reprimenda.

Estas acciones han desencadenado una crisis diplomática sin precedentes entre España e Israel, socavando la relación con un socio crucial para la seguridad española y un aliado preferente para Estados Unidos, con quien mantiene lazos de defensa más estrechos que con muchos aliados de la OTAN.

El ministro israelí de Exteriores, Eli Cohen, expresó su descontento a través de un mensaje en Twitter, anunciando la convocatoria del embajador israelí en España para consultas en Jerusalén. Cohen rechazó las acusaciones de Sánchez, afirmando que Israel seguirá actuando de acuerdo con el derecho internacional y continuará la guerra hasta que se liberen todos los rehenes y Hamás sea eliminado de Gaza.

Enfatizando la responsabilidad de Hamás en la situación actual, Cohen declaró que la organización terrorista está cometiendo crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad tanto contra los ciudadanos de Israel como contra los residentes de la Franja de Gaza.

Durante la entrevista en TVE, Sánchez reiteró su llamado a Israel para que ajuste sus acciones al derecho internacional humanitario. Expresó sus dudas sobre el cumplimiento de este derecho al observar las imágenes, especialmente la creciente pérdida de vidas de niños y niñas en Gaza. Asimismo, respaldó el reconocimiento de un Estado palestino y lamentó la ocupación sistemática de territorio palestino por parte de Israel a lo largo de los años, haciendo especial mención a lo que está ocurriendo en Gaza.

Las declaraciones de Sánchez han dejado a España e Israel en una situación de tensión diplomática, planteando desafíos para la colaboración futura y poniendo de manifiesto las diferencias en la percepción de la situación en Oriente Medio.