Desde la región fronteriza con Bielorrusia, el primer ministro polaco, Donald Tusk, emitió un llamado de alerta el sábado, anunciando un refuerzo inmediato de las defensas militares y una ampliación de la protección legal para los soldados destacados en la zona. En un discurso en la base de Karakule, Tusk enfatizó: "Hay una guerra híbrida en curso que ha sido declarada por un país, Bielorrusia, que tiene intenciones cada vez más agresivas hacia Polonia".

El primer ministro destacó la importancia de una respuesta contundente, afirmando que no debe haber límites para los esfuerzos ni los fondos destinados a salvaguardar las fronteras polacas. Subrayó la necesidad de tomar medidas adicionales debido al incremento de cruces ilegales desde Bielorrusia, señalando que la construcción de fortificaciones adicionales complementará el muro fronterizo existente.

El anuncio llega en un momento de creciente tensión, con datos preocupantes proporcionados por la Guardia Fronteriza polaca: si bien en los primeros cuatro meses del año solo se interceptaron 131 personas que cruzaron la frontera de forma irregular desde Bielorrusia, en los últimos días esa cifra se ha disparado a más de un millar.

Polonia ha mantenido un despliegue considerable a lo largo de sus 400 kilómetros de frontera con Bielorrusia, con unos 4.000 soldados y un número variable de miembros de la Guardia Fronteriza, además de voluntarios de las Fuerzas de Defensa Territorial. Se estima que el número total de efectivos ronda los 10.000.

En cuanto a la protección legal de los soldados en la frontera, Tusk enfatizó la necesidad de cambios legislativos que garanticen su seguridad jurídica. Prometió que no serán abandonados a su suerte y que podrán contar con el apoyo del Estado polaco, abordando así preocupaciones planteadas por casos de "devoluciones en caliente" y denuncias de malos tratos.