La Unesco ha informado que más de 400 bienes de patrimonio cultural han sido dañados en Ucrania desde el inicio de la invasión rusa en febrero de 2022. La organización ha estimado que el coste económico de los esfuerzos de restauración y conservación de estos bienes será de alrededor de 680 millones de dólares anuales hasta 2033. Entre los bienes afectados se encuentran 191 edificios históricos y artísticos, 137 religiosos, 31 museos, 25 monumentos, 15 bibliotecas y un archivo.

La directora general de la Unesco, Audrey Azoulay, declaró al inicio del conflicto armado: "Hay que poner fin a estos repetidos ataques a los sitios culturales ucranianos. El patrimonio cultural, en todas sus formas, no debe ser objeto de ataques bajo ninguna circunstancia". Los primeros proyectos de consolidación y restauración se han puesto en marcha en Kiev y Odesa.

Además de los daños materiales, el sector cultural ucraniano ha sufrido una paralización, afectando el desarrollo profesional de muchos artistas. La Unesco ha instado a la comunidad internacional a involucrarse, destacando que "Ucrania no puede hacer frente a estas necesidades por sí sola". En respuesta, se ha diseñado un plan de acción conjunto con la participación de las autoridades ucranianas y 40 organizaciones nacionales e internacionales.

Este plan incluye la evaluación y documentación de los daños al patrimonio, la elaboración de medidas de prevención y reparación, la reactivación y fortalecimiento de las instituciones culturales, y la transición digital del sector cultural. Ernesto Ottone R., subdirector general de Cultura de la Unesco, enfatizó: "No se pueden curar las heridas de la guerra sin cultura. No puede haber crecimiento sostenible ni prosperidad sin cultura". Este compromiso se consolidó en la Conferencia Internacional para la Recuperación del Sector Cultural Ucraniano en Vilna, involucrando a 28 Estados de Europa, América del Norte y Asia.

Desde el inicio del conflicto, la Unesco ha implementado medidas de emergencia para minimizar la destrucción del patrimonio cultural, proporcionando asesoramiento técnico a los profesionales del sector para proteger edificios y obras inventariadas. Además, se han identificado refugios para objetos trasladables y se han reforzado las medidas de lucha contra incendios. La organización también ha ayudado a marcar los sitios culturales con el emblema del escudo azul, que indica protección bajo la Convención de La Haya de 1954, y cualquier violación de esta protección se considera una infracción del derecho internacional.