Santander, 17 feb (EFE).- La Consejería de Sanidad del Gobierno de Cantabria está "totalmente abierta" a que la mascarilla deje de ser obligatoria en las aulas de la comunidad porque "tampoco hay tanta necesidad de mantenerla".

Así lo ha manifestado el director general de Salud Pública, Reinhard Wallmann, quien ha comparecido en la comisión de sanidad del Parlamento cántabro, a petición del grupo socialista, para repasar la situación epidemiológica.

"Los casos secundarios que produce cada caso en un aula en menores de seis años no son significativamente más elevados que en mayores de seis. Y en menores de seis años la mascarilla ni es obligatoria ni viable", ha afirmado Wallmann.

A su juicio, otros aspectos "a favor" de retirar su uso en los colegios son el avance de la vacunación y que "no existe mortalidad covid en niños sanos".

El director general de Salud Pública cree que se debe discutir si es "justificable perjudicarles tanto" a los niños con el uso de la mascarilla. "Estamos totalmente abiertos", ha añadido Wallmann durante su segunda intervención, tras las preguntas de los grupos.

Durante el primer turno ha repasado la situación de la sexta ola y lo que puede deparar la pandemia de cara al futuro. "La comunidad científica dice que va a haber más olas y variantes, todo depende de las características que tengan", ha explicado.

En este sentido, Cantabria maneja cuatro escenarios marcados por otros tantos factores: el grado de transmisibilidad de la variante, su capacidad de escapar a la inmunidad, la gravedad de la infección y su resistencia al tratamiento.

Así, en el primer y más optimista escenario habría "una pequeña onda epidémica entre otoño e invierno muy asumible", mientras que en el segundo, suponiendo que esa variante "escapara un poco mejor al sistema inmune", habría en esas mismas fechas una ola "con un poco más de impacto, parecida a ómicron".

La tercera situación respondería a "una variante más transmisible y con gran capacidad" de escapar al sistema inmune, "en gravedad igual que ómicron" y que, pudiendo llegar en verano, afectaría a los grupos vulnerables, lo que "incluso podría requerir un ajuste de las restricciones".

En el peor escenario se agravarían los cuatro factores, con un impacto mayor que ómicron que obligaría a vacunar de nuevo a toda la población y a decretar medidas restrictivas "más potentes", ha señalado Wallmann, quien añade que no está "nada claro cómo va a ser el futuro".

Además, ha afirmado que no se puede parar la vigilancia epidemiológica porque es "una de las principales patas" de la gestión de una pandemia, aunque tampoco ve necesario contabilizar todos los positivos.

Lo principal, según ha dicho, es ser capaces de secuenciar una muestra suficiente para "saber con tiempo" si hay alguna variante nueva presente en Cantabria.

El popular César Pascual cree que "se requiere el abordaje asistencial de la pandemia de otra forma y normalizar la vida social y económica", al igual que Ana Obregón (PRC) y Armando Blanco (Vox), que han apostado por acabar con las restricciones a la hostelería.

Noelia Cobo ha defendido "el gran rigor del proceso de vacunación" en Cantabria, mientras que el coordinador autonómico de Ciudadanos, Félix Álvarez, ha lamentado que los cántabros se hayan visto "obligados a autogestionarse en la sexta ola". EFE

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