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El Diario de Cantabria

Un año de extremos opuestos

El 2021 comenzó para el Racing con tres sonrojantes derrotas contra Real Sociedad B, Amorebieta y Real Unión y termina con solventes victorias ante Rayo Majadahonda y Extremadura y mirando hacia arriba

Aritz Solabarrieta empezó y terminó de la peor manera posible su periplo en el Racing. / Hardy
Aritz Solabarrieta empezó y terminó de la peor manera posible su periplo en el Racing. / Hardy
Un año de extremos opuestos

Echar la vista atrás para recordar e incluso valorar lo que ha dado de sí el año obliga, habitualmente, a hablar de dos historias bien diferentes. Una terminó en mayo y la otra comenzó en agosto. La primera resultó triste y penosa y la segunda tiene poco que ver. El Racing ahora sabe lo que se hace, a dónde quiere llegar y cómo. A unos les gusta más y a otros les gusta menos, pero está claro que el Racing del segundo semestre tiene un plan. Quizá por eso no tiene nada que ver el equipo que comenzó el 2021 con el que terminó. En verdad, era imposible no mejorar porque el año no pudo comenzar de peor manera.

Lo hizo con tres derrotas lamentables imposibles de levantar y que, de partida, ya invitaron a concluir que el cambio de entrenador aprovechando el parón navideño había sido un error. A José María Amorrortu nunca le había entrado por el ojo Javi Rozada y decidió cesarle tras el empate en el campo del Arenas, que fue quizá el mejor partido del Racing con el asturiano como entrenador. Y para sustituir a éste, no echó mano de un sabio de los banquillos, alguien conocedor de la categoría o un entrenador que viniera apuntando maneras, sino a uno que no había entrenado a nadie fuera de la órbita del propio Amorrortu.

El Racing contrató al entrenador del juvenil B del Alavés. Antes, había dirigido al Basconia y al Bilbao Athletic cuando su padrino deportivo era el coordinador de Lezama. Hace doce meses se lo trajo a Santander y los dirigentes del club, acostumbrados a dejar hacer a aquellos en los que apuestan, le concedieron el capricho. Y fue un error en todos los sentidos. El equipo no se clasificó para luchar por el ascenso y terminó tirando los últimos partidos, lo que le dejó tras el verano sin la posibilidad de disputar la Copa del Rey. Fue una chapuza. Su único logro fue clasificarse para jugar en Primera RFEF al curso siguiente. Era el objetivo mínimo que se podía plantear y los hubo, como el Numancia, el Hércules o el Recreativo, que ni lo lograron, por lo que incluso pudo ser peor.

En total, el Racing ha disputado a lo largo de todo el 2021 un total de 39 partidos oficiales, 36 ligueros y 3 de Copa Federación. En todos ellos, ha sumado 21 victorias, 12 derrotas y 6 empates con 64 goles a favor y 45 en contra. Con Solabarrieta al mando, el balance fue de nueve triunfos, tres empates y siete derrotas en 19 encuentros con 31 goles a favor y 25 en contra. Las derrotas se acumularon tanto en sus tres primeros partidos como en los tres últimos, a los que hay que sumar la encajada contra el filial de la Real Sociedad mediada su trayectoria en el banquillo verdiblanco.

Lo que Solabarrieta no pudo levantar fue la penosa imagen que dio su equipo en sus tres primeros partidos ligueros. Su presentación fue en Zubieta y lo sucedido allí fue un auténtico bochorno que terminó 4-1. Fue entonces cuando llegó a la conclusión de que Figueras no le servía porque los delanteros le ganaban la espalda con facilidad. Le volvería a colocar como titular al partido siguiente, que fue contra el Amorebieta (0-1 en Los Campos de Sport), pero le quitó en el descanso. Apenas volvería a jugar más el de Figueres, que sería despedido a escasas horas de cerrarse el mercado. Al central no le pudo sentar peor y no tuvo problemas en atacar a los responsables del proyecto deportivo verdiblanco los días siguientes tachándoles de falta de ambición. Aún así, a él no le fue mal porque se libró de la errática trayectoria que le quedaba por recorrer al Racing, cobró todo lo que le quedaba por cobrar de su contrato y a éste sumó el que consiguió en el Algeciras, con quien incluso llegó a disputar el playoff.

Esa teórica falta de ambición de la que habló Figueras volvió a ponerse encima de la mesa en la última rueda de prensa de Solabarrieta, cuando aseguró que los dirigentes del club nunca le habían dicho que el objetivo era el ascenso, sino clasificarse para jugar la Primera RFEF y asentar a canteranos en el primer equipo. El técnico vasco incluso acusó a Pedro Ortiz de decirle que había jugadores que debían jugar por decreto. La otra parte enviaría un comunicando negándolo todo. Lo cierto es que, si era verdad, tampoco dejaba en buen lugar al técnico vasco.

A la sonrojante derrota en Zubieta, le siguieron otras dos en Los Campos de Sport contra el Amorebieta y el Real Unión (1-3). Cero punto de nueve. Es difícil encontrar otro entrenador que entrara con peor pie en el Racing. De esta manera, el entrenador ondarrutarra se jugó el puesto en La Florida contra el Portugalete, donde contó con la fortuna de que el equipo local fallara un penalti y en la jugada siguiente marcara su equipo. Aquello le dio vida pero de nuevo jugó con fuego por culpa del empate a la semana siguiente contra el Bilbao Athletic en Santander. Los cachorros igualaron la contienda en el descuento y eso hizo que al siguiente desplazamiento de nuevo se jugara la cabeza. Y ahí comenzó el conjunto cántabro la mejor racha de todo el curso al enlazar cuatro victorias consecutivas contra Alavés B (2-4), Leioa (2-0), Laredo (2-1) y Barakaldo (0-3). De nuevo se metió el equipo verdiblanco en la pelea pero, a partir de ese momento, se la iba a jugar ante los de arriba. Y volvió a fallar contra la Real Sociedad B (0-1), algo que corrigió a la semana siguiente ganando en el Stadium Gal al Real Unión (0-2). Lo que parecía imposible, de pronto se hizo posible. El conjunto cántabro había pasado a depender de sí mismo porque si ganaba al Arenas en casa y al Amorebieta fuera se metería en la pelea por el ascenso. Pero no pasó del empate ante los primeros en un partido ciertamente triste.

El Racing ganaría en Urritxe aprovechando que buena parte de los jugadores del Amorebieta apenas habían podido entrenar por estar confinados. Con todo, el 1-2 sólo sirvió para llegar a la segunda fase con un buen colchón de puntos. Y lo cierto es que al conjunto cántabro le bastó con dejarse llevar por la corriente para clasificarse para Primera RFEF. No recibió una goleada de escándalo en Tarazona por las espectaculares intervenciones de Lucas Díaz y luego ganó al Ebro y a Osasuna B, contra el que ya certificó matemáticamente el objetivo que había tenido que asumir como propio al haberse despedido del ascenso.

La Copa, a la basura. Quedaba terminar campeón del subgrupo. Parecía un objetivo menor pero no había que ser muy listo, sólo echar cuentas, para saber que era la única posibilidad de entrar a la Copa del Rey a la temporada siguiente. Con la reorganización del fútbol amateur, no era oficial cómo se iban a repartir los pasaportes y esa indefinición la aprovechó el Racing para dejarse ir y regalar los últimos tres encuentros, en los que acumuló derrotas ante Tarazona (0-1), Osasuna B (2-0) y Ebro (1-3). Todos a excepción del entrenador, que era bien consciente de que nunca iba a volver a dirigir una nave de semejante tamaño, estaban deseando que acabara aquel bochorno.

El Racing había fracasado con estrépito en cuanto al objetivo de pelear por el ascenso pero sí había cumplido con el de asentar a un buen número de futbolistas de la cantera en el primer equipo. Lo que sucede es que no todos siguieron al curso siguiente. Por ejemplo, Martín Solar se marchó en verano y Diego Ceballos pasó de ser el jugador que más minutos jugó el curso pasado a ser el último de la fila en el actual. Se puso Fernández Romo al mando y ha quedado acreditado que a él no le ha entrado por los ojos. Por ejemplo.

Los dirigentes del club dieron otro golpe de timón. Prescindieron de la figura del director deportivo y le dieron las llaves a Guillermo Fernández Romo, que ha sido el máximo responsable de la confección de la plantilla. Si el año anterior se puede decir que había dos (Amorrotu y Pedro Menéndez), en el actual es el entrenador quien ejerce esa función. No se hizo un equipo nuevo porque había muchos del curso pasado que mantenían contrato. Y mejor así porque lo cierto es que al equipo se ha apoyado en estos primeros meses sobre jugadores que ya estaban en el equipo. Sobre todo, en su parcela ofensiva.

Fernández Romo ha acumulado diez victorias, tres empates y cuatro derrotas en 17 partidos ligueros con 27 goles a favor y 17 en contra. A esto hay que sumar los tres partidos de Copa Federación, competición a la que cayó el equipo por la desidia de las tres últimas jornadas de la campaña anterior, que se saldaron con una victoria 2-1 contra el Arenas y otra 0-3 en Avilés después de una prórroga. La eliminación fue ante el Leioa. De haber superado esa eliminatoria, el equipo santanderino sí habría obtenido un pasaporte para la Copa del Rey.

El Racing consiguió que aquello fuera sólo un manchón en su expediente porque lo cierto es que a lo largo de esta primera mitad de temporada se ha mostrado como un equipo regular y fiable. Su solvencia sólo la ha perdido de manera puntual, en el segundo tiempo de León, en Valladolid y en el tramo final del primer tiempo contra el Rayo Majadahonda. De hecho, ha estropeado sus estadísticas de goles en contra en sus últimos tres partidos del año en los que ha encajado siete goles. En los catorce anteriores había recibido diez.

No ha sido el Racing de la segunda mitad del 2021 un Racing demasiado vistoso. Sobre todo, ha jugado a ser un equipo sólido a quien no le interesa tener el balón demasiado y que, por encima de todo, confía en el acierto de alguno de sus atacantes, ya que sabe que tiene mucha pólvora arriba. Soko ha pasado a ser un jugador mediático más allá de las fronteras cántabras, Camus ha ido ganándose un sitio en una banda izquierda desde la que Bustos incluso ha marcado cuatro goles y en punta comenzó el curso Cedric enseñando un acierto goleador semejante al que tuvo entre febrero y mayo del curso pasado. El delantero, que había mostrado más dudas que certezas hasta hace justamente un año, rompió por fin en las primeras semanas del 2021 y en poco tiempo alcanzó la decena de goles. Eso le otorgó la confianza absoluta para ser el delantero centro del nuevo proyecto. Y comenzó respondiendo aunque últimamente no está en su mejor momento. Tanto es así, que en el último encuentro del año, que fue en Almendralejo, fue Manu Justo el titular en la delantera. El gallego, que venía de marcar once goles con el Celta B, había marcado en sus tres anteriores apariciones jugando en el sitio del ‘nueve’ y el técnico se lo quiso recompensar.

Ha sido, como se ve, un 2021 de altibajos, que arrancó en depresión y, además, a puerta cerrada. Tiene el club verdiblanco la misión de recuperar a toda la masa social que tenía antes de la pandemia porque, por ejemplo, su último partido en casa fue ante un rival directo como el Rayo Majadahonda y hubo algo más de cuatro mil espectadores. El curso pasado, nunca se acercó la afluencia al límite de público que permitía la consejería de Sanidad aunque, por otro lado, sí se recuperó un ambiente de los de entonces en el duelo contra el Deportivo y, en menor medida, también en la visita de Unionistas, cuando hubo un buen hermanamiento entre aficiones. Habrá que esperar a que al menos el primer semestre del 2022 traiga grandes partidos porque eso querrá decir que el equipo está jugando por cosas grandes.

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