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El Diario de Cantabria

Una final a campo vacío

Racing y Andorra se disputarán esta noche el título de campeón de la categoría sin apenas aficionados en las gradas por culpa del irracional formato ideado por la Federación

Marco Camus estrenará renovación en Ferrol. / Hardy
Marco Camus estrenará renovación en Ferrol. / Hardy
Una final a campo vacío

Hoy hace un mes y dos días que el Racing cumplió su objetivo y consumó el ascenso a Segunda División. Suena a condena, a castigo en vez de a recompensa por el trabajo bien hecho. Y lo cierto es que lo ha parecido, tanto para los que están dentro como para los que están fuera. Da la sensación de que todos están ya con ganas de pasar página si es que no lo han hecho ya. Se supone que esta noche (21 h.) hay un título en juego pero lo cierto es que en los últimos días se ha hablado más de futuro que de presente, de la campaña de abonados, de altas, bajas y directores deportivos. Todo el racinguismo está ya con el chip puesto en el curso 2022-23 pero falta acabar el 21-22. Habrá que hacerlo hoy aunque, en verdad, apenas apetezca. Menos aún, cuando uno ponga el televisor y se encuentre con un escenario patético.

Cuando la Federación imaginó la Primera RFEF la vio repleta de guirnaldas y estrellas pero, a la hora de la verdad, hay prácticamente el mismo barro que en Segunda B. Es más, incluso ha dado un tremendo paso atrás con el diseño de unos playoff que parecen llevar la firma del enemigo número uno del fútbol. Se los arrebató a los aficionados para ponerlos en el mercado y ver si alguien pasaba por el aro y pagaba por llevarse todo el lote. Y lo hicieron la Xunta de Galicia y tres ayuntamientos. Será, por lo tanto, en territorio gallego donde, durante los dos próximos fines de semana, peleen por el salto de categoría los que quedaron entre el segundo y el quinto puesto de cada uno de los dos grupos. Antes, como aperitivo, se celebrará el partido entre los campeones de grupo que debe conceder el título de la categoría al ganador.

El encuentro no suena mal, pero va a resultar patético. Porque sin gente no hay fútbol. Se puede llamar de cualquier otra manera, pero no fútbol. Es una de las cosas que la pandemia dejó bien claro, pero a la Federación parece que le gustaron esos partidos a puerta cerrada, ya que, en la práctica, lo que se va a ver hoy va a ser similar a aquel pobre espectáculo con el que hubo que conformarse en aquellos malos tiempos tan recientes. Se miden el Racing y el Andorra pero ninguno de los dos ha vendido entradas. No habrá nadie, se oirá el eco. Patético. Si ya de por sí a los futbolistas verdiblancos les ha costado mantener el interés competitivo durante todas estas semanas sin nada en juego, menos aún lo conseguirán con semejante contexto. A buen seguro que confiaba el entrenador en que poco a poco se fuera caldeando el ambiente pero todo es frialdad e incluso pereza.

Por si, por casualidad, hubiera habido algún grupo de aficionados del Racing o del Andorra interesados en la posibilidad de ver a su equipo levantar una Copa, la Federación fijó el partido un viernes a las nueve para que nadie rompa la soledad. Al menos, los futbolistas ganarán un día de asueto porque, sobre todo los del conjunto cántabro, llevan demasiado tiempo con ganas de acabar de una vez. El buen sabor de boca que dejó la celebración ya ha quedado muy atrás y en medio ha habido que afrontar tres partidos en los que la imagen ha sido muy pobre, por ser generoso. Fuera de casa no ha sido competitivo el conjunto cántabro y, al menos, pudo despedirse ante su afición con una victoria a última hora tras un encuentro en el que a los jugadores ya se les vio faltos de ritmo. Y eso sucedió hace casi tres semanas, por lo que habría que ponerse hoy en lo peor.

A Fernández Romo no le gustó nada perder de esa manera en Tudela y en Lezama. Tranquilo como suele ser él en el banquillo, esos dos días se le notó más inquieto porque él es un ganador y quería cerrar el círculo dejando grandes números para la posteridad. Era consciente de la dificultad como a buen seguro lo será de conseguir que sus hombres den forma hoy un buen Racing. Hace mucho que están ya a otras cosas y la gran esperanza es que los del equipo rival también lo estén, por lo que el resultado total puede ser un partido para dar de comer a parte. Ojalá que no.

El campeón se lleva una copa y no sólo un título honorífico. Esa podría ser ya una buena razón para intentar dejarlo todo sobre el terreno de juego. Lo que se puede dar por seguro es que el once que va a saltar a escena se parecerá mucho al que se comportó como un rodillo durante la segunda vuelta del campeonato liguero. Sólo faltará Eneko Satrústegui porque se lesionó en Lezama. Le detectaron una rotura de fibras y eso le bajó del barco, por lo que, presumiblemente, su sitio lo ocupará Javi Vázquez. Por lo demás, Fernández Romo podrá utilizar a su equipo de gala, entre los que hay tanto jugadores que seguirán el próximo curso como otros que no.

La de Satrústegui no será la única ausencia forzada, ya que Álvaro Mantilla también cayó en desgracia en Lezama y volvió con un hombro roto que ya le envió al quirófano el pasado miércoles. El de Maliaño había sido titular en los tres partidos posteriores al ascenso en detrimento de Bobadilla pero hoy lo verá desde casa, por lo que lo más probable es que vuelva el riojano.

Uno de los atractivos que mantiene el partido es que será el último de Pablo Torre con la camiseta verdiblanca. A buen seguro que al canterano le gustaría despedirse levantando un trofeo por mucho que no pudiera compartirlo con la grada, ya que ahí no habrá prácticamente nadie a excepción, quizá, de cuatro valientes. También será la última experiencia racinguista de otros pero la suya es especial. No lo niega nadie.

Delante estará el Andorra, que hasta última hora se estuvo pegando de lo lindo con Villarreal B y Albacete por el ascenso directo. Finalmente, se lo llevó con una semana de antelación, por lo que también rebajó la tensión hace quince días. Al frente del mando de operaciones está Eder Sarabia, que es de los que pone su sello a sus equipos. Por tanto, se puede esperar a un equipo andorrano acumulando mucho porcentaje de posesión e intentando iniciar desde campo propio. Con el Racing al máximo de revoluciones, es un contrario que incluso le podría venir bien, pero falta saber qué velocidad alcanzará esta noche el velocímetro. Es un misterio. Jugar a campo vacío no ayuda a alcanzar altas cifras. Es difícil prever un buen espectáculo y, al menos, sólo queda desear que Luis Rubiales esté en el palco para que pueda comprobar el estropicio que ha montado, aunque probablemente le dé igual.

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