23.07.2024 |
El tiempo
martes. 23.07.2024
El tiempo
El Diario de Cantabria

RACING 2-1 LEGANÉS

Golpe de efecto del Racing

El conjunto cántabro pone dos puntos de por medio con el descenso tras ganar al Leganés, que acabó con 10 | Recuperó su mejor versión con una puesta en escena valiente que tuvo recompensa con los goles de Baturina y Mboula

Jordi Mboula celebra el segundo gol del equipo cántabro.
Jordi Mboula celebra el segundo gol del equipo cántabro.
Golpe de efecto del Racing

Lo principal era saber qué Racing iba a aparecer en El Sardinero, si el que prometió José Alberto desde su llegada o el que no cumple lo prometido; el que apareció ante el Sporting o el que salió a jugar al Tenerife. Buenas noticias: fue el primero. Y le fue bien porque al entrenador asturiano le sienta mejor mantenerse fiel a sí mismo que querer jugar a lo que ya jugaba el equipo verdiblanco antes de su llegada. Es cierto que el Leganés es de esos rivales que le permiten poner en práctica su libreto, pero después las cosas se pueden hacer mejor o peor o se puede tener más o menos acierto. Y el conjunto cántabro estuvo acertado en las áreas. Ahí suele comenzar toda historia de éxito.

Al Leganés le gusta sacar el balón jugado desde atrás, lo que fue toda una invitación para que los hombres de José Alberto adelantaran sus líneas y fueran a buscarle incluso a su propia área. De hecho, ambos equipos comenzaron intentando evitar el pelotazo o el balón en largo y los dos recibieron como réplica sendas presiones altas de las que les costó salir. Por eso el partido fue alternando diferentes fases en función de en qué campo se fuera acumulando el juego.

Y quien comenzó transmitiendo una tremenda sensación de superioridad o, cuando menos, de llevar a bordo un cargamento de mayor calidad fue el equipo visitante. Se plantó en Los Campos de Sport transmitiendo una tremenda sensación de poderío ofensivo, como si sus atacantes jugaran subidos en un taque. La demolición parecía cuestión de tiempo pero el fútbol nunca es como empieza, sino como se desarrolla. Y el nudo de la historia avanzó en función de los intereses verdiblancos.

Ante las importantes bajas en defensa que sufrió el Leganés, su entrenador, Imanol Idiakez, decidió pasar a jugar con cuatro atrás. Lo importante para él era que cerca del área verdiblanca estaban Arnaiz, Dani Raba y Juan Muñoz. Puro veneno. A los tres minutos de partido, Parera ya tuvo que intervenir, a los ocho vio pasar el balón cerca de su escuadra izquierda y a los dieciséis respiró aliviado cuando el integrante más adelantado del trío mágico desaprovechó un regalo en el área pequeña. Aquello no pintaba bien.

José Alberto no sumó ninguna sorpresa a su alineación. Las múltiples bajas que tuvo que administrar las resolvió según lo esperado. Quizá la gran duda estaba en saber si iba a poner de inicio ya a Roko Baturina o si iba a esperar un poco más. No lo hizo. Le puso a jugar y el ariete croata le respondió con un gol. Mejor imposible. Fue un gol que el Racing buscó y que nadie pudo poner en duda que no mereciera por mucho que le estuviera costando sumar remates a portería.

El Racing había logrado incomodar al Leganés, hacerle dudar. Las dos presiones hicieron fallar mucho a sus opuestos y de ahí el conjunto cántabro sabe sacar petróleo. Además, la presencia de Íñigo Vicente en la media punta parece cada vez una mejor idea. El de Derio estuvo pletórico, participando, llegando y realizando enormes pases en profundidad como el que le regaló a Dani Fernández a la media hora de partido. El lateral entró en moto en el área y, tras recibir, le dio el pase de la muerte a Baturina para que marcara el segundo, pero su remate con el exterior lo sacó la defensa. Mejor aún fue la asistencia del ‘diez’ verdiblanco con la que le regaló un gol a Mboula. La jugada convirtió en realidad el más lujurioso objeto de deseo del Racing al robar Saúl en campo rival. Rápidamente asistió a Vicente y éste, desde la posición de banda derecha, sacó un centro perfecto para que el catalán marcara a placer.

Eso sucedió en la primera acción del segundo tiempo. No pudo comenzar mejor porque puso distancia de por medio con un Leganés de quien nadie se puede fiar nunca. Cuantos más goles, mejor. Dio continuidad al que ya había anotado Baturina en el primer tiempo tras una larga jugada en el área madrileña escrita a base de imprecisiones que terminó con un duro remate de Íñigo despejado a córner. Éste lo botó Vicente, Germán lo peinó en el primer palo y el balón cayó en el delantero croata, que se vio completamente solo. Su definición fue de delantero bueno. Buena noticia.

Todo se había puesto de cara porque el Leganés dio muestras de haber sentido el puñetazo. Tuvo unos minutos de desorientación mientras el Racing parecía hacerse más grande. Sin embargo, a punto estuvo de irse seriamente herido a descansar, ya que en el descuento del primer tiempo se plantó Juan Muñoz solo ante Parera tras una pérdida de Íñigo, que no salió en el segundo tiempo. Aquello fue un duelo con todo que perder pero el guardameta se agigantó ante uno de los mejores delanteros de la temporada en Segunda. Mantuvo el tipo y acabó despejando el balón con el brazo derecho. Fue una de esas paradas que da puntos. Seguro que los dio porque el partido habría sido muy diferente si hubiera arrancado su segunda mitad empate a uno.

Tuvo el Racing el don de la oportunidad porque se salvó de recibir un gol psicológico en las postrimerías del primer tiempo y marcó uno en los albores del segundo. Para colmo, pocos minutos después de que Arnaiz, aprovechando un desajuste defensivo, acortara distancias, un recién entrado Neyou se suicidó al dar un cabezazo a Íñigo Vicente, que estaba recriminando una acción. Y claro, fue expulsado, por lo que el equipo que necesitaba remontar se quedó con uno menos. El conjunto cántabro dispuso, por lo tanto, de oportunidades para matar el partido, sobre todo en un mano a mano de Mboula, pero no lo consiguió. Eso convirtió los nueve minutos de descuento en una agonía que incluso vio rondar el empate. Pero no llegó. Ganó el Racing.

Golpe de efecto del Racing
Comentarios