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El Diario de Cantabria

De lateral a lateral

La acción que provocó el penalti de Las Palmas ilustró la apuesta de José Alberto por sumar a más jugadores al ataque | Con Saúl pierde más duelos pero gana peligro por la izquierda

Saúl falló en el gol de Las Palmas pero fue clave para provocar el penalti del empate. / LA LIGA
Saúl falló en el gol de Las Palmas pero fue clave para provocar el penalti del empate. / LA LIGA
De lateral a lateral

Uno de los futbolistas que mejor parado ha salido con el cambio de entrenador en el Racing ha sido Saúl García. Al cántabro le fichó Mikel Martija el pasado verano pero durante todo este tiempo no ha sabido muy bien por qué y para qué. Fernández Romo sólo echó mano de él en momentos muy puntuales y sobre todo en sus últimas semanas al frente de la nave, cuando necesitaba más profundidad por banda y un lateral con capacidad de llegar al área rival en los tramos finales de partidos que se complicaron. De partida, no es lo que le gusta. Prefiere futbolistas más sólidos y que no pierdan la posición para jugar en el costado de la retaguardia. Los laterales largos no son para él, prefiere los cortos. En definitiva, su fichaje simbolizó, quizá, la diferente manera de pensar el fútbol que pudieron tener el director deportivo y el técnico madrileño.

Con José Alberto la cosa ha cambiado drásticamente. Desde el primer día, optó por devolver a Satrústegui a la posición de central, que era, según dijo en su presentación oficial, para lo que le había fichado el Racing en su día. Y lo cierto es que comenzó jugando en el centro de la retaguardia junto a Pol Moreno, pero fue el pobre rendimiento de Isma López y el hecho de no tener recambio alguno para éste lo que le terminó desplazando al puesto del ‘tres’, que es donde había maravillado a Fernández Romo cuando militaba en el Castellón. Ahí completó el navarro todo el campeonato pasado y ahí pasó toda la primera vuelta del actual.

Todo entrenador sabe lo que le puede dar un Satrústegui convertido en lateral. Se trata de un ganador de duelos que en el presente curso ha sacado de quicio a más de un extremo. Es un seguro de vida y una pieza importante a la hora de levantar la retaguardia de la que presumió el conjunto cántabro en sus mejores momentos. Las costuras se le veían al superar la línea de medios, pero Fernández Romo no quería que lo hiciera. Prefería que guardara su posición y apenas se le vio doblando al extremo o llegando a línea de fondo. El técnico madrileño, en definitiva, sacrificaba el potencial ofensivo que puede tener un lateral con recorrido para ganar en solidez atrás. José Alberto ha apostado por todo lo contrario.

Saúl es lo opuesto a Satrústegui como lateral. Son como dos modelos contrarios, dos maneras bien distintas de defender una misma posición. Si el navarro es una roca de la que es difícil marcharse, el cántabro tiene lagunas en esa faceta. De hecho, seguramente sea esa la razón por la que le ha costado tanto ganar presencia y protagonismo en alguno de los equipos de Primera y Segunda por los que ha pasado. Necesita encontrarse con un entrenador que considere que merece la pena correr riesgos con él porque, aunque pueda no ser el mejor defensor del mundo, sí es un lateral con una proyección ofensiva que da mucho más allá de la línea de medios. Lo demostró en Cartagena y lo confirmó, por si alguien tenía alguna duda, en Las Palmas.

«Prefiero perder un día 4-0 que tres días 1-0», dijo el entrenador ovetense antes de partir hacia Gran Canaria. En su comparecencia de prensa, vendió un equipo atrevido y valiente, que provocara cosas que le pudieran beneficiar. Desde el primer entrenamiento se hizo evidente que quería que el Racing llegara con más gente al área rival porque entendía prioritario acabar con la sequía goleadora que tanto le venía lastrando. Y para eso, el primer movimiento fue apostar por laterales largos: Dani Fernández por la derecha y Saúl García por la izquierda.

Lo mejor y lo peor de esta apuesta quedó acreditado en Las Palmas. El único gol del equipo local llegó después de que Pejiño, sin tampoco tener que lucirse demasiado, le metiera en un buen lío. Le hizo un ocho al lateral y, tras dejarle vendido, marcó un buen gol. Es posible que a Satrústegui no se lo hubiera hecho, pero el navarro tampoco se habría convertido en uno de los mejores argumentos ofensivos del Racing como, finalmente, terminó siendo el cántabro. José Alberto considera que es un riesgo que le renta.

La jugada que provocó el penalti con el que empató el conjunto cántabro fue paradigmático de lo que busca el nuevo entrenador del Racing. El lateral izquierdo centró tras llegar a la altura del área y, tras pasearse el balón en paralelo a la portería, llegó hasta el lateral derecho, que es a quien le hicieron la falta en la zona que se castiga con pena máxima. De lateral a lateral y tiró Pombo porque le tocó. Ver a los dos zagueros incorporarse al mismo tiempo hasta prácticamente línea de fondo muestra una clara diferencia con la etapa anterior.

José Alberto quiere que los laterales se sumen al ataque y eso obliga a tener a extremos que tiendan hacia dentro. Por eso le gusta Iñigo Vicente para la izquierda y por eso va a apostar por Yeray como alternativa de Mboula para la derecha. Quien parece que va a salir peor parado de esta apuesta es Marco Camus. Al menos, en cuanto a las opciones de jugar a pierna natural se refiere. Se trata de un extremo puro, de los que prácticamente ya no quedan, y con capacidad de desbordar, romper y llegar a línea de fondo. El problema es que no deja espacio libre para que se incorpore quien está detrás de él. Sólo hay una vía y no caben dos trenes.

Quiere el técnico ovetense que se sumen los laterales al apartado ofensivo, que el extremo de la banda por donde se produce el ataque se vaya para dentro y que el opuesto llegue al área buscando remate junto a uno de los dos medio centros. Es obvio que también es más fácil que cojan al equipo desordenado en el caso de que se construya un rápido contragolpe pero esa reacción la deberá tener trabajada el equipo. Por su parte, considera que es un riesgo asumible en un equipo que, ante todo, tenía una falta de gol alarmante.

Por ahora, en dos partidos ha marcado el Racing cuatro goles y ha estampado un balón al larguero. No está mal. Para colmo, algunas de las acciones más peligrosas del partido contra Las Palmas salieron de las botas de Saúl, que brindó buenos centros a los que sólo les faltó alguien que los rematara. Ahí han de levantar la mano los puntas y comenzar a aportar en el apartado goleador. Es cierto que es responsabilidad de todos, pero de ellos un poco más. Sobre todo, cuando se trata de finiquitar esas acciones nacidas por banda. Sekou, Matheus e incluso Cedric son puntas a los que hay que llevar el balón porque se supone que su mayor virtud está en el remate. Es su momento. A todos los jugadores ofensivos se les ve mejor y más a gusto y también ha de ser su momento.

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