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DERROTAS

La mala racha sale barata

De los equipos que rodean al Racing, sólo ganó el Sporting, que asciende a la 14ª plaza | La Ponferradina no aprovechó el pinchazo del equipo cántabro al empatar en Lugo - El equipo cántabro se sitúa en la tabla a tres puntos del descenso

El entrenador del Racing, José Alberto. / la liga
El entrenador del Racing, José Alberto. / la liga
La mala racha sale barata

El Racing suma cuatro semanas sin ganar y dos derrotas consecutivas pero no le está saliendo demasiado caro. Los de abajo no terminan de espabilar ni de acumular victorias, que es lo que necesitan para salir del agujero, y, de esta manera, el conjunto cántabro mantiene tres puntos más el golaverage de distancia con el descenso. No está mal. Esto quiere decir que el colchón era amplio pero también que los que vienen por detrás no aprietan demasiado. Menos mal.

El único de los equipos clasificados antes de comenzar la jornada entre la vigésima posición (el Málaga) y la décimo cuarta (el Zaragoza) que ganó fue el Sporting, lo que minimizó las consecuencias de la nueva derrota racinguista.

El equipo gijonés, por su parte, pasó de estar por detrás del conjunto cántabro a ponerse en décimo cuarta posición y con una situación mucho más cómoda.

Esto quiere decir que el Racing sigue aferrado a un pelotón de equipos del que no ha de soltarse. Para eso debe espabilar cuanto antes.

Lo cierto es que la Ponferradina desperdició una buena oportunidad porque, conociendo que el resto de resultados le habían favorecido, visitó a un Lugo que no ha ganado aún en el 2023.

Sin embargo, se chocó contra el equipo sólido que ha construido Íñigo Vélez y fue incapaz de pasar del empate a cero, por lo que el conjunto cántabro respiró tranquilo porque temió irse a dormir a sólo un punto del pozo.

Lo bueno, por lo tanto, es que el Racing sigue dependiendo de sí mismo. Lo malo es que muestra síntomas preocupantes más allá de los resultados.

Está siendo un equipo que se contradice a sí mismo, que pone en práctica un fútbol que poco tiene que ver con el que prometió José Alberto a su llegada, con el que puso en práctica en sus primeros partidos y con el que incluso aún hoy sigue diciendo que quiere ver.

«Tenemos que hacer lo que tenemos que hacer, que es atrevernos, jugar hacia delante, meter gente por delante del balón, llegar con muchos jugadores al área rival y atrevernos mucho más», aseguró en la sala de prensa de El Plantío. Sin embargo, hace tiempo que el conjunto cántabro dio un paso hacia atrás.

El equipo verdiblanco necesita un meneo. «No nos da con lo que hacemos», apuntó José Alberto.

Y es algo que viene anunciándose desde semanas atrás, cuando se midió a equipos con una predisposición general similar a la que le esperaba en Burgos. De partida, también sabía que el Huesca o el Lugo le iban a dar el balón y que le iban a esperar bien cerrados atrás, pero, a pesar de que aquellos dos encuentros no salieron nada bien, se ha seguido chocando contra la misma pared.

Quizá porque, a pesar de lo visto, aquellos dos días afirmó que le había gustado el partido de los suyos. Lo dijo más tras revisar el encuentro que en caliente. Habrá que ver qué opina del envite de Burgos cuando lo haya revisado dos o tres veces, pero en la sala de prensa no le gustó nada porque, en su opinión, su equipo había «regalado 45 minutos».

Y sabe que eso no se lo puede permitir. Aún así, se marchó con la sensación de haber merecido al menos un punto, pero es imposible ganarlo cuando se perdona tanto y cuando se conceden tantas facilidades atrás. José Alberto quiere un Racing que llegue más y con más gente. Sin embargo, se muestra inoperante con balón. Es algo que canta y que salta a la vista. No hace falta saber demasiado.

Cuando llegó, apostó por un equipo que fuera protagonista con la pelota y que provocara que sucedieran cosas, pero en sus últimas alineaciones no parece estar apostando por eso. Insiste en un doble pivote con Aldasoro e Íñigo que son muy buenos en la contención y en la ocupación del terreno de juego, pero que no generan fútbol. Así es complicado.

De hecho, a la vista está que cuando Juergen ha aparecido en el terreno de juego en las últimas jornadas sus compañeros lo han agradecido.

Se puede llegar a entender formar un medio centro de contención cuando sabes que te vas a medir a un equipo que se va a quedar la pelota, pero se comprende mucho menos dejar a tu centrocampista con mejores y mayores aptitudes para manejar el balón en el banquillo cuando, como ante Lugo, Huesca y Burgos, sabes que vas a tener que dar un paso adelante con la pelota.

Y es así como se atasca el equipo. Le cuesta generar y le cuesta llegar. Lo mejor de todo es que José Alberto se da cuenta y no quiso en El Plantío vender un partido que no había visto nadie, pero también hay que mover ficha para mejorar esa carencia. Al menos, ante rivales de ese perfil.

ENFADADO. «Necesitamos ser agresivos, verticales y valientes porque es lo que nos ha hecho ganar. Si perdemos eso y entramos al juego directo, al segundo balón y a todas esas cosas…», lamentaba el técnico ovetense, como si no tuviera nada que ver. En su opinión, el encuentro de Burgos era «reflejo» de lo que no debe ser el Racing. Por eso se mostró «enfadado». «Había dos mil personas en la grada que habían hecho un esfuerzo tremendo para estar aquí y joder, nos estamos jugando mucho», recalcó.

Por eso demanda «noventa minutos perfectos», ya que no está el conjunto cántabro para «regalar».  «Hubo 45 minutos en los que el equipo estuvo bien y a su nivel, pero en los otros desaparecimos y permitimos.

Y no podemos permitir ni desaparecer, ni enfadarnos con el árbitro, ni con los jugadores rivales, sino que tenemos que ser nosotros los que no demos ventaja», apuntó.

Lo bueno es que, según afirma, tanto él como sus jugadores siguen «teniendo fe en lo que hacen» por mucho que, según sus propias palabras, el equipo esté haciendo lo contrario de lo que se le pide.

Destacó, en ese sentido, los muchos remates a portería que realizó el Racing y el hecho de haber convertido al portero rival en «el mejor del partido», algo que ya sucedió ante el Levante.

Lo que falta es meter alguna porque José Alberto también llegó identificando el mayor déficit del conjunto cántabro en su falta de gol, el mismo que está sufriendo ahora, ya que en los últimos cuatro encuentros sólo ha marcado de penalti (Huesca), a la heroica en el 97 (Lugo) y de un lanzamiento lejano (Burgos). Es insuficiente.

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