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El Diario de Cantabria

DUX INTERNACIONAL 0-3 RACING

El Racing en modo campeón

El Racing enlazó en el campo del Dux su sexta victoria consecutiva y aumentó aún más su ventaja | Parera y Fausto Tienza lideraron al equipo, que falló dos penaltis que acabaron en gol gracias a aprovechar los rechaces

Íñigo, felicitando a Parera por su gran actuación en el partido de ayer. / RRC
Íñigo, felicitando a Parera por su gran actuación en el partido de ayer. / RRC
El Racing en modo campeón

El Racing está en modo campeón, se ha comprado un rodillo y va de aquí para allá comportándose como una apisonadora. Es un enemigo imposible para los demás. No abusa de nadie y ha de pelearse cada victoria, pero siempre acaba ganando. Es como si él mismo escribiera el guión de cada jornada y decidiera terminar siempre con un final feliz. Fuera dramas, fuera personajes torturados  y viva la alegría de los suyos. Que toque la banda municipal. Sin complejos. Es el dueño del juego y hace con él lo que quiere. Por eso incluso sale vencedor de situaciones delicadas donde hay que jugársela. En unas ocasiones aparece su portero y en otras utiliza la moneda trucada de dos caras. Y claro, siempre sale ganador. Como cuando ayer escribió sobre el papel en blanco que fallaría dos penaltis pero que los rechaces caerían en las piernas de sus jugadores para acabar marcando otros tantos goles. Fueron tres en total, demasiado daño, una ventaja poco acorde a lo visto sobre el terreno de juego.

El nivel de una película lo pone más el malo que el bueno. Y ayer el líder se encontró con un antagonista que le exigió al máximo y que, de hecho, hizo merecimientos de sobra para haber marcado uno o más goles, pero no hay buen equipo sin buen portero. El Racing lo tiene. Parera realizó intervenciones meritorias en momentos clave del encuentro y dejó las cosas como estaban para que sus compañeros dieran el golpe. Porque siempre hay alguien que lo da. Si no es uno, es otro. Ayer fue Fausto Tienza, que se marcó un partido enorme, que marcó el primer gol como si fuera Pablo Torre y que provocó un penalti en el noventa tras robar en la línea frontal del área rival y marcharse para dentro como si fuera Cedric. Esta última acción da muestras de lo lejos que se quedó el conjunto cántabro de conformarse con uno o dos goles sabedor de que el Dux tenía materia prima como para crear problemas en el momento más inesperado.

Ganó el Racing 0-3 no sólo ante un equipo peligroso en ataque, sino en un campo convertido en enemigo. El Dux no sólo es un club artificial, sin masa social y ni tan siquiera un pueblo que genere raíces y fidelidad, sino que ha alquilado un campo para jugar impropio de la categoría que se dibujó Rubiales en la cabeza cuando quiso jugar a ser Tebas. Si fuera su campo de toda la vida habría que tragárselo, pero no es el caso. Juega en Villaviciosa de Odón como podía jugar en Ampuero. Y a lo que se juega ahí tiene poco que ver con el fútbol. Tanto el futbolista como incluso el espectador necesitan casi media hora de adaptación.

A pesar de que ese sintético sobre el que tocó jugar ayer parece hecho por el malo de la película, el Dux intenta jugar como el bueno. No renuncia a un juego para el que no parece preparado en un lugar así. Se empeñó el equipo madrileño en iniciar en corto pero se encontró con una presión adelantada que fue hinchando los pulmones del equipo verdiblanco a medida que conseguía sus frutos. Fueron numerosos los robos en campo contrario que rápidamente convirtió el conjunto cántabro en veloces ataques que fueron abriendo hueco.

Tienza se puso las botas y Soko comenzó enérgico, con ganas y las pinturas de guerra adornando su rostro. De hecho, ambos fueron quienes dieron forma al primer gol de la contienda, el que permitió al Racing marcharse con ventaja a descansar. El extremeño robó en campo contrario y rápidamente abrió a la banda, donde siempre está su compañero camerunés. Cuando éste realizó el control, dio la impresión de que se le escapaba la pelota, pero llegó a tiempo, ya sobre la línea de fondo, para centrar. Y quien remató, llegando desde la segunda línea como un inesperado invitado a cenar, fue el mismo que había recuperado la posesión. Como Pablo Torre en Salamanca. Y el final fue el mismo porque el cabezazo del medio centro fue imposible para un Badiashile que, como Parera en el otro lado, ya había sido uno de los grandes protagonistas de la contienda hasta ese momento.

Soko ya había probado fortuna a los ocho minutos con un lanzamiento con la zurda desde la esquina del área que se fue alto por poco. A los veinte, un buen centro suyo fue controlado con el pecho por Arturo, que comenzó el encuentro en banda izquierda siendo Sergio Marcos quien ocupó la media punta. El murciano lo hizo todo bien. Bajó la pelota, recortó al último defensor y remató, pero se encontró con un genial Badiashile. Éste se llegó a convertir también en una pesadilla para Cedric, a quien atajó un remate tras una recuperación de Íñigo casi a la media hora de encuentro. En el 44, tras un nuevo robo, Soko le cedería un balón a su delantero con el que penetró en el área por el costado derecho. Es decir, perfilado para su pierna mala, a la que no tiene fe alguna. Tanto es así, que remató con el exterior buscando un segundo palo que no se quedó lejos de aprovechar.

Mientas que el Dux intentaba dar pausa y criterio al juego, el Racing quería que todo fuera más rápido, que pasaran cosas, que se generaran imprecisiones y que hubiera muchos robos y ataques. Y logró su objetivo, lo que también genera peligros al adelantar todas sus líneas en busca de sus objetivos. Así, cuando el resultado aún era de cero a cero, no se adelantó el equipo madrileño sólo porque son los hombres de Romo quienes escriben los guiones de sus partidos. Fue en el minuto 34 cuando un gran centro de Herrero fue cabeceado por Ramos cuando ya lo tenía todo a favor para marcar, pero el balón se fue alto por bien poco. Sólo unos segundos después, Pitu ganó la espalda a los defensores y se presentó mano a mano con Parera. Y lo que hizo éste fue lanzarse para arrebatarle la pelota de sus pies.

Alfredo Santa Elena, el entrenador del Dux, no tardó en introducir cambios en el segundo tiempo. También tácticos, colocando una defensa de tres que, de partida, consiguió que pasaran menos coas en su propio campo. El Racing sufrió menos y sólo un lanzamiento lejano de Mancebo al que respondió, como siempre, Parera, le inquietó en campo propio. Por su parte, Fernández Romo dio entrada a Borja Domínguez para que jugara en la media punta en lugar de Sergio Marcos. Más tarde, a veinte para el final, entró Marco Camus. Y apenas cuatro o cinco segundos después de que se reanudara el encuentro con él en la banda izquierda, entró al área con el balón y fue derribado toscamente por Brulmans, que se vino a caer encima de él. Penalti.

El encargado de lanzar fue Cedric, que quería su gol diario. Y lanzó mal, sin demasiada fe, poco potente y al medio. Y el gran Badiashile lo detuvo con los pies, pero el delantero recogió el rechace. El guionista, juguetón como es, aún hizo que el ‘nueve’ verdiblanco perdiera el equilibrio al rematar, pero el balón entró para dentro. El partido ya se había puesto de cara para el Racing, que no había dejado de buscar el segundo a pesar de haberse puesto por delante. Sospechaba que no le iba a valer porque, de hecho, aunque tenía en frente a un rival que pelea por la permanencia, es el quinto máximo goleador del grupo. Y cerca estuvo de acortar distancias cuando Leandro cabeceó un córner, pero de nuevo se encontró el Dux con un intratable Parera, que desde hace ya mucho tiempo se ha convertido en un portero que da puntos.

El entrenador verdiblanco volvió a dar los últimos minutos a Javi Vázquez, lo que hizo que Camus se trasladara a la derecha. Y allí realizó un par de diabluras, sobre todo una tras un cambio de ritmo a cuatro del noventa que terminó con un paseo del balón por delante de la portería sin que Manu Justo, que reapareció, ni el citado jugador cedido por el Ibiza llegaran a empujar. Con todo, ambos serían los grandes protagonistas de la acción con la que, en definitiva, terminaría el encuentro.

A Fausto Tienza, que ayer jugó con capa, le hicieron otro penalti de libro. Nadie del Dux se atrevió a discutirlo. Había entrado en el área con un poderío tremendo y dispuesto a marcar el segundo en su cuenta particular, pero recibió una dura entrada como si estuviera en el medio campo. El penalti se lo pidió el otro delantero que jugó ayer. Marco Camus lo quería y lo discutió, pero se lo quedó Manu Justo. Y de nuevo atajó el penalti el gran Badiashile. Esta vez lo hizo a un lado para evitar lo que había sucedido en el primero y como reza la teoría que guarda bajo la almohada todo portero. Sin embargo, por allí apareció Javi Vázquez para, casi sin ángulo, meter la pelota en la portería y abrazarse con los casi quinientos seguidores del Racing que había en la grada. Es cierto que el conjunto cántabro tuvo la fortuna de recibir los rechaces, pero también es verdad que los jugadores del Dux prefirieron quedarse durmiendo en vez de ir con fe a buscar esa segunda oportunidad. No todo es suerte. Seis victorias consecutivas no son casualidad.

El Racing en modo campeón
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