La acumulación de agua en la calzada los días de lluvia intensa en la travesera a Cabuérniga, a su paso por el casco urbano de Cabezón de la Sal, está motivada por la deficiente red de alcantarillado y genera frecuentes “duchas” a los peatones que transitan por las aceras, al paso de los vehículos. La falta de mantenimiento de los imbornales contribuye a la formación de balsas.

Las alcantarillas hundidas y con frecuencia obstruidas, al estar en una carretera autonómica, tienen que ser reparadas por el Servicio de Mantenimiento y Conservación de Carreteras y Viales del Gobierno de Cantabria.

El alcalde de Cabezón de la Sal, Óscar López, (PP), a preguntas de este periódico señaló que volverá a insistir en su arreglo ante la Administración Regional. Una solicitud que ya había hecho anteriormente y dio lugar a la limpieza de los imbornales. Los atascos pueden ser debido a deficiencias en la red de desagües.

Las últimas lluvias caídas han vuelto a poner de relieve el deficiente mantenimiento y limpieza, lo que hace que el agua se acumula en calles y calzadas generando bolsas y charcos, que dificultan el paso de peatones y que el tránsito de vehículos proyecta sobre aceras y edificios próximos.

Las obras de asfaltado que se realizaron hace unos años han dejado en evidencia deficiencias en los remates, lo que produce bolsas de agua en la calzada por falta de niveles adecuados  y alcantarillas insuficientes o atascadas.

La situación actual  hace recordar a algunos la construcción de la  prometida variante a  Cabuérniga que tenía  entre sus proyectos el Gobierno de Cantabria. El proyecto llegó a figurar en el Plan de Carreteras del Gobierno de Cantabria, pero, como decimos, nada se ha vuelto a saber de él y desde el Ayuntamiento no se reivindica.