En un esfuerzo por preservar y realzar el patrimonio histórico y cultural de la ciudad, el Ayuntamiento de Santander ha anunciado la finalización exitosa de la restauración de dos monumentos icónicos: el monumento de La Vaca, ubicado en el parque Doctor Morales, y la Portalada de Cazoña. Ambas estructuras, de significativa relevancia para la identidad y la historia cántabra, son testigos del compromiso firme de la administración local con la conservación del legado cultural.

La restauración del monumento de La Vaca, obra del escultor Manuel Cacicedo, se erige como un hito significativo en el panorama cultural de Santander. Inaugurada en 1983, esta obra escultórica es un tributo a la identidad cántabra. La imponente estatua de bronce de una vaca, colocada sobre un pedestal, se encuentra flanqueada por dos figuras que representan la vida rural, como el segador. Dos bajorrelieves en piedra, que abordan otros aspectos de la vida rural, complementan esta obra maestra. La iniciativa de erigir este "canto a Cantabria" provino de la Cooperativa del Campo San Román de La Llanilla.

En paralelo, la restauración de la Portalada de Cazoña, inaugurada en 1986 en la plaza de Manuel Llano, añade otra página al extenso libro de esfuerzos de conservación del patrimonio por parte del Ayuntamiento. Originalmente parte de un lavadero público en la calle Federico Vial, este pórtico labrado en piedra de sillería fue cedido al Ayuntamiento cuando el solar fue destinado a la construcción de viviendas. Piedra a piedra, la Portalada fue trasladada y reconstruida en el corazón del nuevo barrio de Cazoña.

Estas acciones restauradoras se inscriben en un plan más amplio de intervenciones en monumentos y esculturas de la ciudad, que ha venido desarrollándose en los últimos años. Desde el monumento dedicado al naturalista cántabro Augusto González Linares, ubicado en la Plaza de Italia, hasta intervenciones artísticas en lugares emblemáticos como el muro de la rampa Sotileza, el monumento al Incendio, Los Raqueros o la escultura en homenaje a los Hermanos Tonetti, la ciudad de Santander ha sido testigo de una cuidadosa labor de restauración y conservación.

La concejala de Cultura, Noemí Méndez, ha expresado su reconocimiento por el arduo trabajo realizado para poner en valor y conservar el patrimonio histórico y cultural de la ciudad. Destacó la importancia tanto de las "grandes intervenciones" como de las "pequeñas actuaciones" que optimizan las obras en la vía pública y contribuyen a la preservación de la riqueza patrimonial.

Además de la restauración de monumentos, el Ayuntamiento anuncia nuevas fases en su compromiso con la preservación del patrimonio. Antes de que finalice el año, se llevará a cabo la tramitación para mejorar las Farolas de las Cuatro Estaciones en Vargas, el monumento a Rubén Darío ubicado junto al edificio Feygón, y la sustitución de la cruz de la Catedral de la Alameda de Oviedo. Estas iniciativas se sumarán a las continuas labores de limpieza, eliminación de grafitis y consolidaciones puntuales que la administración local realiza en diversos puntos de la ciudad.

La restauración de monumentos no solo es una manifestación del compromiso con la preservación cultural, sino también una respuesta a eventos imprevistos, como actos vandálicos o riesgos para la integridad de los monumentos y la seguridad de las personas. En este contexto, la coordinación entre la Concejalía de Cultura y la Concejalía de Patrimonio desempeña un papel crucial para garantizar la conservación de los bienes inventariados y tomar medidas urgentes cuando sea necesario.

Esta campaña integral de restauración y preservación del patrimonio refleja el cuidado y la dedicación con los que el Ayuntamiento de Santander aborda la riqueza histórica y cultural de la ciudad. La historia, esculpida en monumentos y esculturas, se convierte así en una narrativa viva que se preserva para las generaciones futuras. Con cada restauración, la ciudad reafirma su compromiso con la memoria colectiva y la identidad cultural que da forma a su presente y futuro.