España se prepara una vez más para realizar el cambio al horario de invierno, una tradición que se mantiene vigente desde hace varias décadas y que sigue siendo objeto de debate tanto a nivel nacional como europeo. Este ajuste tendrá lugar entre la noche del 26 y 27 de octubre de 2024, cuando los relojes se retrasarán una hora, lo que marcará el inicio del horario invernal. A partir de esa fecha, los días se sentirán más cortos debido a la disminución de las horas de luz diurna, y el horario de invierno se mantendrá hasta el próximo 30 de marzo de 2025, cuando volverá el horario de verano.

El origen de esta práctica se remonta a la década de los 70, cuando se implementó con el objetivo de ahorrar energía al aprovechar mejor las horas de luz natural. En aquel momento, esta medida se consideraba una respuesta a las crisis energéticas, buscando reducir el consumo de electricidad durante las horas pico. Sin embargo, en la actualidad, los beneficios energéticos del cambio de hora son cada vez más cuestionados.

Diversos estudios sugieren que el ahorro energético es mínimo, lo que ha llevado a muchos a plantear la necesidad de eliminar esta costumbre. A pesar de ello, el Boletín Oficial del Estado (BOE) ha confirmado que los cambios de hora seguirán siendo obligatorios en España hasta al menos 2026, en virtud del Real Decreto 236/2002.

Este cambio de hora sigue generando debate. En 2019, el CIS realizó una encuesta en la que el 62% de los españoles manifestó su deseo de eliminar los cambios de hora. De ese grupo, el 65% preferiría mantener el horario de verano de forma permanente. Sin embargo, surge una pregunta clave: ¿cuál sería el mejor horario para España? Este dilema también ha sido discutido a nivel europeo.

En 2018, la Unión Europea llevó a cabo una consulta pública en la que el 90% de los participantes votó a favor de eliminar el cambio de hora. A pesar de ello, la Comisión Europea decidió dejar la decisión en manos de cada país miembro, y hasta el momento no se ha alcanzado un consenso.

Otro aspecto importante relacionado con el debate del cambio de hora es el huso horario en el que se encuentra España. Aunque geográficamente el país debería estar en el Meridiano de Greenwich (GMT), como ocurre con Portugal, Reino Unido y Canarias, sigue el Horario Central Europeo (CET). Esta discrepancia se remonta a 1940, cuando Francisco Franco decidió alinear el horario español con el de los países del centro de Europa. Esta diferencia horaria ha sido criticada por sus efectos en los ciclos biológicos y la conciliación de la vida laboral y personal.

Con el cambio de hora de este 27 de octubre, los relojes se retrasarán una hora, lo que significará una hora extra de sueño, pero también el inicio de jornadas más cortas y con menos luz durante las tardes.