¿Sabías que Cantabria alberga una isla que, con su vasta extensión, se corona como la más grande de todo el mar Cantábrico? Aunque pocos conocen su nombre, esta isla no solo es famosa por su tamaño, sino también por su naturaleza salvaje y las increíbles olas que la rodean.

Se trata de la Isla de Santa Marina, también conocida como Isla de los Jorganes, y es el destino perfecto para surfistas intrépidos y amantes de la historia y la aventura. Vamos a descubrir los secretos que guarda este fascinante rincón de Cantabria.

La Isla de Santa Marina, también conocida como Isla de los Jorganes, se extiende sobre 18,5 hectáreas, lo que la convierte en la mayor de todas las islas del mar Cantábrico y una de las más emblemáticas de Cantabria. Ubicada frente a la costa del municipio de Ribamontán al Mar, en el oriente de la boca de la bahía de Santander, su singularidad no solo radica en su tamaño, sino en su carácter salvaje y poco accesible.

Su paisaje alargado y llano, cubierto por una pradera natural, le otorga una apariencia de tranquilidad que contrasta con la ferocidad de las olas que golpean sus costas. Rodeada de rocas abruptas, el acceso a la isla es extremadamente complicado, lo que la ha convertido en un lugar reservado para los más aventureros y un destino muy popular entre los surfistas experimentados que buscan desafiar las olas gigantescas que suelen formarse en sus inmediaciones.

Historia de la Isla de Santa Marina

Históricamente, la isla era conocida como la Isla de Don Ponce durante la Edad Media, probablemente debido a que pertenecía a un terrateniente con ese nombre. Con el tiempo, adquirió el nombre actual cuando se erigió una ermita en honor a Santa Marina. En el siglo XV, se fundó en la isla el primer monasterio jerónimo de Cantabria. Sin embargo, las condiciones duras y aisladas obligaron a los monjes a abandonar la isla, trasladándose al monasterio de Corbán, más cerca de la costa.

A pesar de esto, la isla ha mantenido una relevancia histórica, con los restos del monasterio aún visibles en la actualidad. En el siglo XVII, la isla pasó a manos de la familia Jorganes, actuales propietarios, aunque la isla ha permanecido deshabitada y sin construcciones desde hace siglos.

Un paraíso para el surf

La Isla de Santa Marina es célebre entre los surfistas. Las olas poderosas que se generan alrededor de la isla, especialmente en invierno, atraen a deportistas de todo el mundo. Las condiciones únicas de viento y mareas hacen que las olas sean especialmente grandes, convirtiendo este rincón del Cantábrico en uno de los destinos de surf más desafiantes y emocionantes.

Buceo y snorkel en Santa Marina

A pesar de las dificultades para acceder a la isla, sus aguas circundantes son también un paraíso para los amantes del buceo y el snorkel. La pequeña playa situada en la zona sur ofrece condiciones ideales para la práctica de estas actividades, con aguas cristalinas y una visibilidad excelente que permite disfrutar de la rica fauna marina de la zona.

Las profundidades de hasta 6 metros revelan un paisaje submarino compuesto por fondo de arena y roca, canales que albergan una abundante vida marina. Los buceadores pueden encontrar algas multicolores, que proporcionan cobijo a numerosas especies, como erizos de mar de variados colores, estrellas de mar, y cardúmenes de peces como jargos, bogas y chicharros. Además, es posible avistar pulpos, sepias y, en las zonas arenosas, lenguados y rodaballos, lo que convierte a Santa Marina en un destino excepcional para la exploración submarina.

Punto de inmersión y rutas submarinas

• Zona de Snorkel: Ideal para principiantes y bautismos de buceo debido a sus aguas poco profundas y tranquilas.
• El Bull y Los Canales: Zonas recomendadas para inmersiones más avanzadas, con la oportunidad de explorar los canales naturales y formaciones rocosas.
• Los Arcos y Cabo Norte: Espacios donde las aguas ofrecen mayor profundidad y visibilidad, siendo ideales para buceadores experimentados.
• Las Anclas: Un punto histórico y pintoresco para inmersiones, donde se pueden observar restos y curiosidades submarinas.

La Isla de Santa Marina es un tesoro natural de Cantabria, donde la naturaleza salvaje y el mar en su estado más puro crean un entorno de una belleza inigualable. Aunque su acceso es complicado y peligroso, aquellos que logran llegar o explorar sus alrededores son recompensados con un paisaje único y la posibilidad de conectar profundamente con el entorno natural.