El pseudo-amo en el Congreso
![El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Eduardo Parra / Europa Press](/asset/thumbnail,768,432,center,center/media/diarioalerta/images/2024/05/24/2024052410332029410.png)
Para hacer vida social no hace falta vivir en Manhattan, basta un pequeño núcleo habitado donde convivan familias diferentes. Por eso, desde hace miles de años hemos aprendido, no sólo a escuchar las palabras, sino a interpretar los gestos, las miradas, las actitudes, las expresiones. Por eso, cuando alguien cruza los brazos, podemos interpretar si se está pidiendo paciencia a sí mismo, o se siente a gusto con lo que le están contando. La mirada huidiza puede significar humildad, o temor, pero también desprecio. Y el mentón erguido suele ser traducido por sentimiento de superioridad y de autoritarismo.
La interpretación de los gestos no se enseña en las escuelas, ni los padres instruyen a sus hijos en la materia, porque es algo que cada uno elaboramos con la experiencia. Sí, claro, en Psicología y en Psiquiatría, hay espacios para descifrar el lenguaje corporal y para entender las expresiones faciales, pero todas las personas, con una inteligencia incluso inferior a la media, llegan a analizarlas y entenderlas.
Por eso, me llamó la atención el gesto del presidente del Gobierno, en sede parlamentaria -tan silencioso, como evidente- llamando la atención a la presidente del Congreso, sobre el prolongado discurso del rival, apremiándola a que cortara la perorata. Es cierto que, a veces, en el restaurante abarrotado, mostramos la copa al camarero para apremiarle a que nos sirva, pero la misión de camarero es, precisamente, servir bebida y comida, mientras la presidente del Congreso de los Diputados no está a las órdenes del presidente del Gobierno, ni de los ministros, ni de los diputados, sino que representa el poder legislativo y son sus componentes quienes tienen que obedecer a la presidente. Ese desparpajo, tan impertinente como insólito, produjo cierta sorpresa entre quienes todavía tienen una opinión favorable sobre el presidente del Gobierno, y una desagradable corroboración de esa soberbia entre quienes ya hemos observado que le molesta la división de poderes en una democracia: legislativo, ejecutivo y judicial. El amo en el Congreso no disimula. ¿De quién depende el nombramiento de la Presidente del Congreso? Pues eso.