Dacca, 31 ene (EFE)- Las autoridades de Bangladesh trasladaron este lunes a más de 1.200 refugiados rohinyás a una isla remota en la bahía de Bengala, que se unen a los más de 20.000 miembros de esta maltratada minoría que habían sido reubicados ya durante este proceso que busca descongestionar los masificados campamentos.

"Hoy hemos recibido en la isla a 1.287 rohinyás", dijo a Efe Tanvir Ahmed, el responsable del campamento enclavado en la isla de Bhasan Char.

Estas reubicaciones comenzaron en diciembre de 2020, tres años después de que el Gobierno de Bangladesh anunciara por primera vez un plan para aliviar la superpoblación que sufrían los campamentos de refugiados en Cox's Bazar, en el sureste del país.

Este proyecto pretendía reubicar a unos 100.000 refugiados en Bhasan Char, repartidos en un área de unos 40 kilómetros cuadrados, a pesar de las críticas de varios grupos de derechos humanos sobre las condiciones de la isla, hasta entonces deshabitada y propensa a sufrir inundaciones.

Sin embargo, el Gobierno podría requerir más tiempo de lo inicialmente previsto ante el carácter voluntario de los traslados, explicó a Efe el comisionado de Ayuda y Repatriación de Refugiados de Bangladesh, Shah Rezwan Hayat.

"No estamos obligando a nadie a ir. Por lo tanto, está tomando tiempo tomar su consentimiento y hacer los arreglos", precisó.

Las autoridades firmaron el pasado 9 de octubre un acuerdo con la ONU para brindar apoyo humanitario a los rohinyás reubicados, proporcionándoles protección, educación, formación profesional, medios de subsistencia y salud.

Un acuerdo que la ONU confió en que aumentase el nivel de vida de los refugiados en la isla y les preparase mejor para un futuro regreso a Birmania.

Antes, en abril de 2021, la organización internacional Human Rights Watch (HRW) informó de que las fuerzas de seguridad de Bangladesh arrestaron y golpearon al menos a una docena de refugiados, después de que estos intentasen abandonar la isla.

Ante semejante muestra de violencia, HRW alegó que las autoridades estaban restringiendo la libertad de movimiento de los rohinyás.

Desde agosto de 2017, alrededor de 738.000 rohinyás huyeron a Bangladesh después de una campaña de persecución y violencia lanzada por el ejército de Myanmar.

La ONU calificó la represión militar como limpieza étnica y posible genocidio, mientras que los tribunales internacionales están investigando los incidentes por crímenes contra la humanidad.

El reciente golpe de Estado militar en Birmania, del que mañana se cumplirá el primer aniversario, ha sembrado nuevas dudas y desvanecido las esperanzas de los rohinyás sobre el posible retorno en un futuro próximo a sus hogares en la región birmana de Rakáin. EFE

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