Beirut, 13 ene (EFE).- La infame Sucursal 251 de la Inteligencia siria, donde ocurrieron los casos de tortura, asesinato y abuso sexual de la histórica sentencia emitida este miércoles en Alemania contra un ex alto mando del Gobierno de Damasco, recibía a sus detenidos con "fiestas de palizas" y celdas abarrotadas donde se multiplicaban las enfermedades.

Conocido informalmente como Sucursal Al Khatib por su ubicación en un barrio del mismo nombre en la capital siria, el centro es "uno de los más infames" de los servicios secretos sirios y se estima que por él pasaron "decenas de miles" de personas, explicó a Efe la investigadora de Human Rights Watch (HRW) para Siria, Sara Kayyali.

Aunque no se sabe en qué año fueron abiertas las instalaciones, el caso que hoy concluyó con una condena a cadena perpetua por torturas contra el excoronel Anwar Raslan juzgó crímenes ocurridos en torno a los primeros 16 meses de las protestas masivas iniciadas en marzo de 2011 contra el presidente Bachar al Asad.

Kayyali afirmó que su organización pudo documentar casos de "tortura, malos tratos, violación y violencia sexual contra personas detenidas allí" a partir de 2012, pero afirmó que a veces incluso las propias condiciones del centro equivalían a "trato inhumano" o "tortura".

Según la investigadora de HRW, tras ser liberados de la Sucursal Al Khatib varios detenidos denunciaron haber residido en celdas abarrotadas con hasta cinco veces el número de personas que debían contener, además de no tener acceso a comida y agua "suficientes", y estar expuestos a enfermedades transmitidas por el agua o el aire.

"La Sucursal 251 también era famosa por lo que llaman 'las fiestas de palizas', en las que traían a los individuos recién detenidos y les daban la bienvenida con una fiesta de recibimiento en la que varios miembros de la sucursal les pegaban, torturaban y maltrataban", agregó.

"Es una sucursal con una larga historia de abusos sin precedentes", sentenció Kayyali.

Cuando tuvieron lugar los casos en que se centró el juicio de Coblenza (sur de Alemania), la mayoría de los detenidos eran ciudadanos que habían participado en protestas "pacíficas", expresado su "disconformidad" con Al Asad en las redes sociales o que fueron descubiertos con algún contenido favorable a la oposición en sus teléfonos móviles al pasar por un puesto de control gubernamental.

Para la experta de HRW, la sentencia contra Raslan es "una importante señal de esperanza" para los supervivientes a la represión, pero recordó que "la completa rendición de cuentas, la justicia amplia solo puede producirse cuando seamos capaces de parar las atrocidades que están ocurriendo hoy en Siria". EFE

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