Logroño, 8 feb (EFE).- Un agente de la Policía Judicial que intervino en la investigación de la muerte de la niña Carolina, ocurrida en un hotel logroñés en 2020, ha declarado que su madre, presunta asesina de la menor, "estaba muy parada, hablaba despacio, no daba respuestas concretas, ni precisaba dónde estaba la abuela" materna, quien después apareció ahogada en el río Ebro.

Así lo ha dicho este martes en la Audiencia Provincial de Logroño, que ha celebrado la séptima sesión del juicio que se desarrolla con un tribunal popular, que en esta jornada ha contado con las declaraciones de cinco de los agentes de la Policía Nacional que participaron en la investigación tras el fallecimiento de la niña de 5 años.

El fiscal, la acusación particular ejercida por el padre de la menor y la acusación popular de la asociación Clara Campoamor piden prisión permanente revisable a la madre como presunta autora de un delito de asesinato; mientras que la defensa sostiene que la autora de la muerte de la niña fue la abuela materna, antes de suicidarse en el río Ebro.

Este agente de la Policía Judicial fue uno de los que acudió al hotel en la mañana del lunes 27 de enero de 2020, tras recibir el aviso de un vecino de que una mujer pretendía saltar por la ventana desde un cuarto piso del establecimiento hotelero.

Ha detallado que, cuando llegó a la habitación, sus compañeros se encargaban de hacer la reanimación cardiopulmonar a la niña, quien presentaba "livideces" y, a su juicio, ya estaba "claramente fallecida".

La madre tenía unas heridas de cortes profundos en las muñecas, con sangre reseca, pero "no respondía sobre qué había pasado y solo decía: 'Carolina se ha ido, yo también'", según ha relatado este policía.

También ha dicho que en la habitación había sangre sobre la cama en la que encontraron a la niña, en el rostro de la pequeña y en el suelo del baño, donde encontraron prendas ensangrentadas y otras mojadas.

En el juicio han testificado también los dos agentes que se desplazaron esa mañana hasta el cuartel de la Guardia Civil de Haro (La Rioja), donde vivían la acusada, su madre y su hija -esta última con su padre, quien tenía la custodia- para recoger unas cartas manuscritas y los teléfonos que había encontrado el tío materno de Carolina escondidos en un armario del domicilio familiar.

Los dos agentes trasladaron al hermano de la acusada desde Haro a Logroño y, por el camino, según han indicado, les comentó que las tres desaparecieron el domingo de casa sin decir dónde iban y que las cartas eran "de despedida y daban a entender que la acusada y su madre se querían quitar la vida".

En cuartel de la Guardia Civil de Haro también estaba el padre de la pequeña, a quien estos agentes no informaron de la muerte de su hija porque carecían de "los conocimientos y la sensibilidad" para darle la noticia, por lo que le pidieron que se trasladase a Logroño.

Estos dos agentes también inspeccionaron el Parque de la Ribera en Logroño, un lugar con fácil acceso al río Ebro, donde encontraron, el martes 28 de enero, un bolso con documentación de la abuela materna y la acusada.

A pocos metros apareció el cadáver de la abuela, quien estaba desaparecida tras ausentarse del hotel el domingo por la tarde. EFE

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