Naciones Unidas, 11 feb (EFE).- La ONU defendió hoy que proteger la estabilidad debe ser ahora mismo la prioridad número uno en Libia y evitó entrar directamente en la última crisis política que vive el país, que se enfrenta a la posibilidad de volver a tener dos gobiernos paralelos.

El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, dijo hoy en un comunicado que ha "tomado nota" de la designación de Fathi Bashaga como nuevo primer ministro por parte de uno de los parlamentos libios, el situado en Tobruk (este), decisión que no ha sido reconocida por el actual jefe del Ejecutivo transitorio, Abdulhamid Dbeibah.

Preguntado al respecto, el portavoz de la ONU Stéphane Dujarric no quiso respaldar a ninguna de las dos partes, y subrayó que ahora mismo hay un proceso abierto y que no corresponde a la organización señalar quién es el líder de un país.

"Hay un primer ministro y un primer ministro designado que tendrá que formar un Gobierno en las próximas semanas y ser aprobado por las instituciones relevantes", indicó Dujarric.

Según el portavoz, la asesora especial de Naciones Unidas para Libia, Stephanie Williams, se encuentra en el país tratando de garantizar que siga adelante el proceso político impulsado por la ONU para celebrar elecciones legislativas, previstas ahora para el mes de junio.

"El secretario general llama a las partes a seguir preservando la estabilidad en Libia como máxima prioridad", dijo Dujarric.

"Recuerda a todas las elecciones el objetivo principal de celebrar elecciones nacionales lo antes posible con el fin de asegurar que la voluntad política de los 2,8 millones de ciudadanos libios que se han registrado para votar sea respetada", añadió.

Libia se disponía a celebrar el pasado 24 de diciembre las primeras elecciones presidenciales del país desde su independencia de Italia en 1951, pero 48 horas antes la Comisión Electoral las pospuso indefinidamente debido a los conflictos entre el poder político y judicial.

El obstáculo principal fueron las candidaturas presentadas por Saif al Islam, hijo de Muamar al Gadafi, el dictador derrocado en 2011; por el mariscal Jalifa Hafter, líder de las milicias del este y hombre fuerte del país, y por el primer ministro interino, Debaibah, un multimillonario que hizo fortuna como director de la oficina estatal de construcción durante la dictadura (1969-2011).

El proceso electoral, respaldado por la ONU, busca entre otras cosas acabar con el cisma que se creó en 2014, cuando surgieron dos ejecutivos enfrentados, uno en Trípoli (oeste) y otro en Tobruk (este). EFE

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