Sídney (Australia), 29 dic (EFE).- Los restos de Australia para 2022 incluyen el cambio climático, la tensa relación con China, su principal socio comercial, y su inesperado giro en su política de defensa, que provocó una crisis diplomática con Francia por la cancelación de un contrato de compra de submarinos.

CHINA, UN SOCIO DEL QUE SE DESCONFÍA

El Gobierno australiano lleva años desconfiando de la injerencia interna de Pekín. Para frenar este supuesto ataque a la soberanía nacional el Ejecutivo del país oceánico ha impulsado numerosas leyes e incluso vetado la compra de negocios por parte de empresarios chinos.

La relación con su principal socio comercial, quien este año ha subido los aranceles de un puñado de productos australianos, llevó a Australia a dar un giro en su política de defensa y el 15 de septiembre firmó junto a Estados Unidos y Reino Unido un ambicioso pacto de defensa destinado a plantar cara a China en el Indopacífico

FRANCIA, UN EFECTO INESPERADO

Este pacto defensivo, conocido como AUKUS, permite a Australia el acceso a submarinos nucleares de tecnología estadounidense, lo que les llevó a cancelar un contrato para la construcción de la nueva flota de submarinos convencionales con la empresa francesa Naval Group.

La anulación del contrato generó una fuerte trifulca diplomática entre Camberra y París, que llamó a consultas a su embajador en el país oceánico, y aunque se ha enfriado los ánimos todavía queda trabajo para restablecer la confianza entre ambos países.

CAMBIO DE POLÍTICA FRENTE AL CAMBIO CLIMÁTICO

Australia, uno de los países que per cápita más contribuyen al cambio climático, aprobó a última hora un compromiso, calificado de "escaso" por los expertos, para reducir sus emisiones de gases contaminantes y al mismo tiempo proteger su clave sector minero.

El primer ministro, Scott Morrison, fue el dardo de las críticas cuando hizo públicas sus dudas a asistir a la cumbre climática, celebrada en noviembre en la ciudad escocesa de Glasgow, si bien finalmente dio marcha atrás y viajó a la cita.

En los últimos años, la nación austral ha registrado un agravamiento en el azote de los desastres naturales, tales como inmensos incendios e inesperadas inundaciones.

REAPERTURA DURANTE LA PANDEMIA

Las fuertes medidas implementadas para blindar las fronteras del país, que no dejaba a sus propios ciudadanos salir de su territorio salvo en contadas excepciones, han comenzado a reducirse tras el éxito de la campaña de vacunación.

Sin embargo, Australia aún no permite la llegada de turistas, salvo las pocas semanas en las que funcionó una burbuja de viajes con Nueva Zelanda, pero sí deja a sus pobladores viajar al extranjero y comienza a recibir estudiantes foráneos y trabajadores cualificados.

GRANDES EVENTOS DEPORTIVOS

La nueva normalidad ha permitido retomar la celebración de grandes eventos deportivos, tales como el Open de Australia de tenis, que este año se celebró entre fuertes medidas sanitarias y que en 2022 también está previsto que tenga lugar si bien exige que todos los deportistas estén vacunados contra la covid-19.

Pero, por segundo año consecutivo, suspendió la celebración de otros dos grandes eventos: el Gran Premio de Fórmula Uno y la cita del campeonato de MotoGP.

AVANCES EN LOS DERECHOS ABORÍGENES

La población aborigen, que representa un 3,3 % de los 25 millones de australianos, logra poco a poco un mayor reconocimiento como los primeros habitantes del país gracias a decisiones judiciales y medidas impulsadas por el Legislativo.

La Constitución aún no menciona a los primeros pobladores del continente, pero las autoridades dan pequeños pasos como el perdón por años de maltrato, indemnizaciones o la devolución de tierras ancestrales.

Los aborígenes australianos han sido víctimas de constante maltrato desde la colonización, además de desposeídos de sus tierras y discriminados sistemáticamente, y muchos de ellos viven en situación de pobreza y desigualdad. EFE

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