A pesar del riesgo de desencadenar una guerra comercial, la Comisión Europea planea ampliar los aranceles a los vehículos eléctricos procedentes de China, aspirando a recaudar más de 2.000 millones de euros anuales. Hace unas semanas, Ursula von der Leyen afirmó que Europa no seguiría el modelo arancelario de Estados Unidos y que no gravaría automáticamente todos los productos provenientes de China. Sin embargo, esto no significaba que Europa no tomaría medidas estrictas contra el gigante asiático. En septiembre, la Comisión Europea anunció una investigación sobre los coches eléctricos chinos, y este miércoles notificó a los fabricantes una considerable subida de los aranceles.

Bruselas ha decidido aumentar los aranceles actuales del 10 % hasta un máximo del 38,1 %, desestimando las advertencias del gobierno alemán sobre el riesgo de una guerra comercial con China. La Comisión adoptó la postura defendida por España y Francia, ya que los presupuestos de la UE podrían beneficiarse significativamente de este incremento de ingresos.

El informe de la Comisión Europea sostiene que los coches eléctricos chinos se han beneficiado de subvenciones "injustas" durante años, lo que ha perjudicado a sus competidores europeos debido a precios muy bajos. Basándose en este argumento, se justifica la subida arancelaria, que será temporal pero indefinida, para compensar los daños a los fabricantes europeos que han cumplido con las normas de la UE. Los aranceles específicos serán del 17,4 % para BYD, del 20 % para Geely y del 38,1 % para SAIC. Las demás marcas incluidas en la investigación, pero no especificadas en el informe, tendrán un gravamen promedio del 21 %. Aquellos fabricantes que no colaboraron enfrentarán aranceles máximos del 38,1 %.

Alemania, Hungría y Suecia se oponían a esta medida debido al temor a represalias por parte de China. Las presiones de Olaf Scholz no lograron cambiar la decisión de Bruselas, aunque esta no fue tan severa como la de Estados Unidos, que impuso aranceles del 100 % a los vehículos eléctricos chinos.

La decisión de la Comisión Europea aumentará la tensión existente entre la UE y Pekín. Una posible guerra comercial no beneficiaría a ninguna de las partes, ya que ambos dependen mutuamente. Esta fue la principal razón por la que Alemania se oponía a la medida, debido a la dependencia de sus fabricantes de automóviles de las ventas en Asia.

Aunque el arancel no ha entrado en vigor aún, su aplicación provisional podría comenzar el próximo 4 de julio. Bruselas continuará negociando con las autoridades chinas una posible solución. Si considera que Pekín no busca una resolución, el arancel podría hacerse definitivo a partir de noviembre.