En una sesión que quedará grabada en la memoria del Congreso, el Pleno destinado a la discusión de la ley de amnistía fue notablemente ensombrecido por una serie de exabruptos e insultos que marcaron el debate, creando un ambiente de confrontación que hace tiempo no se veía en la Cámara Baja.

La polémica se desató luego de la intervención de Santiago Abascal, líder de Vox, quien fue acusado por un miembro minoritario de la coalición gubernamental de liderar un partido con posturas "islamófobas y antisemitas", así como de mantener encuentros con figuras polémicas, como "el carnicero de Rafah", en referencia al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu.

El origen de la trifulca se remonta a las palabras de Abascal contra el diputado Gerardo Pisarello, de Sumar, a quien reprochó ser una persona que "odia profundamente a España" y participar en intentos de desestabilización del país. La situación escaló cuando Pisarello fue increpado desde la bancada de Vox con términos despectivos.

En respuesta, Pisarello defendió su identidad catalana y latinoamericana, rechazando las acusaciones de Abascal y denunciando la histórica islamofobia y antisemitismo de Vox. Este intercambio dio paso a una cascada de insultos entre los diputados de Vox y los socios de Gobierno, lo que llevó a la presidenta del Congreso a interrumpir la sesión.

La tensión se mantuvo durante todo el día, incluso en los pasillos y la cafetería del Congreso, donde los diputados de Vox continuaron sus críticas al Gobierno y protagonizaron enfrentamientos con otros parlamentarios, incluyendo a miembros del Ejecutivo.