Israel negó que haya tenido ningún papel en la muerte del presidente de Irán, Ebrahim Raisí, su ministro de Exteriores y otras cuatro personas (incluidos los dos pilotos) en un accidente de helicóptero en el norte del país. Según un funcionario israelí consultado por la agencia Reuters, Israel «no está involucrada en la muerte» de Raisí: «No fuimos nosotros». Esta es, hasta el momento, la única reacción proveniente de fuentes cercanas al gobierno de Benjamín Netanyahu. No obstante, Israel no ha realizado ninguna declaración oficial sobre el incidente.

La tensión entre Israel e Irán ha ido en aumento tras un ataque israelí el 1 de abril contra instalaciones presuntamente vinculadas a la embajada iraní en Damasco, donde murieron siete miembros de la Guardia Revolucionaria. En respuesta, Irán prometió venganza. El líder supremo de Irán, Ali Jamenei, declaró: «El malvado régimen (Israel) sufrirá el castigo por parte de nuestros valientes hombres. Haremos que se arrepientan de este crimen y de otros similares, con la ayuda de Dios».

Días después, Irán lanzó un ataque masivo de drones y misiles contra instalaciones israelíes. Aunque la mayoría de los misiles y drones fueron interceptados por las fuerzas israelíes y sus aliados, el ataque se interpretó como un cambio significativo en el conflicto en Oriente Medio. Por primera vez, Irán atacaba directamente a Israel con sus propias fuerzas, sin utilizar grupos aliados como Hezbolá, Hamás, o los grupos chiíes de Irak o Siria.

En represalia, las fuerzas israelíes lanzaron un ataque contenido el 19 de abril, cuyo principal objetivo fue la base iraní de Isfahán. Irán trató de evitar esta respuesta con amenazas de represalias más contundentes si sufría otro ataque directo por parte de Israel.