Israel y Hezbolá han protagonizado este domingo el mayor enfrentamiento en dos décadas, en un contexto de escalada militar que ha involucrado el uso de más de 100 aviones israelíes y el lanzamiento de 300 cohetes y drones por parte de la milicia libanesa. Según las Fuerzas de Defensa de Israel, los "ataques preventivos" se llevaron a cabo para neutralizar centros de lanzamiento de Hezbolá en el sur del Líbano que supuestamente se prepararían para un ataque de gran escala contra el norte y centro de Israel.

El enfrentamiento comenzó alrededor de las 05:00 horas, cuando aviones de combate israelíes lanzaron bombardeos sobre varios puntos en el sur del Líbano. Hezbolá, simultáneamente, inició su contraataque, disparando más de 320 cohetes y drones hacia Israel. La milicia libanesa describió esta acción como la "primera fase" de una represalia por la muerte del comandante Fuad Sukr, ocurrida el mes pasado en un ataque aéreo atribuido a Israel en Beirut. En respuesta, Hamás elogió la acción de Hezbolá, calificándola como una "respuesta contundente y enfocada" que representa un "profundo golpe" al Gobierno israelí.

El ataque de Hezbolá tuvo como objetivos principales al menos una docena de posiciones y bases militares israelíes en la frontera norte de Israel. Según las autoridades israelíes, entre los blancos se encontraba la base de Glilot, cerca de Herzliya, donde operan varias unidades de inteligencia del Ejército y el cuartel general del Mossad. El Ministerio de Salud del Líbano confirmó al menos tres muertos, entre ellos Ayman Kamel Idriss, combatiente del movimiento chií Amal, aliado de Hezbolá, y otros dos individuos en la población de At Tiri.

Por su parte, Israel ha reportado "daños mínimos" tras el bombardeo de Hezbolá, según el portavoz internacional de las Fuerzas de Defensa de Israel, el coronel Nadav Shoshani. En respuesta a la escalada de hostilidades, el ministro de Defensa de Israel, Yoav Gallant, ha declarado un estado de emergencia militar que otorga al Ejército la autoridad para restringir reuniones y cerrar lugares estratégicos. El aeropuerto internacional Ben Gurion fue cerrado temporalmente por seguridad, aunque las restricciones se han levantado para Tel Aviv y sus alrededores, mientras se mantienen para el norte de Israel y los Altos del Golán.

En medio de la crisis, el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, sostuvo una reunión de emergencia con su equipo de seguridad, donde reafirmó su compromiso de "hacer todo lo posible para proteger nuestro país" y lanzó una advertencia: "A quien nos haga daño, también se lo haremos nosotros". Mientras tanto, en el Líbano, el primer ministro Nayib Mikati convocó a una reunión de urgencia con su gabinete para discutir la situación, y Hezbolá anunció que su líder, Hasán Nasralá, dará un discurso para presentar sus conclusiones sobre el ataque.

La comunidad internacional ha comenzado a reaccionar. Estados Unidos, a través de su portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, Sean Savett, expresó su apoyo al "derecho de Israel a defenderse" y confirmó que mantiene una comunicación constante con sus homólogos israelíes. La misión de paz de la ONU en Líbano, FINUL, ha instado a ambas partes a cesar las hostilidades y a evitar acciones que puedan escalar la violencia, recordando la necesidad de aplicar la resolución 1701 del Consejo de Seguridad de la ONU. Egipto, por su parte, ha advertido sobre los peligros de la apertura de un nuevo frente en Líbano y ha llamado al retorno de la estabilidad, destacando la importancia de las negociaciones de paz en Gaza.

La situación ha afectado también el tráfico aéreo. Varias aerolíneas, incluyendo Air France, Transavia y Emirates, han suspendido sus vuelos a Beirut y Tel Aviv. En el caso de Air France, la suspensión podría prolongarse hasta el lunes, dependiendo de la evolución de los acontecimientos. En Tel Aviv, el director del aeropuerto Ben Gurion, Udi Bar Oz, afirmó que la situación se está estabilizando y que los vuelos comenzarán a despegar conforme avance el día.