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El Diario de Cantabria

Líderes en expulsiones

El Racing acumula doce cartulinas rojas en 36 partidos, una cada tres jornadas | El siguiente equipo es el Ibiza, que tiene 8, un 25% menos - José Alberto pide «respeto» e igualdad de criterio

El colegiado expulsa a Íñigo. / la liga
El colegiado expulsa a Íñigo. / la liga
Líderes en expulsiones

Tras treinta y seis jornadas disputadas y a falta de sólo seis para que se termine el campeonato, el Racing ya sabe que va a quedar campeón en cartulinas rojas. Le gustaría terminar como el equipo con más puntos pero va a ser, salvo sorpresa improbable porque apenas hay tiempo para que nadie le alcance, quien más expulsiones ha sufrido. Dio un salto de gigante en el partido del pasado sábado contra el Zaragoza, cuando sufrió dos y alcanzó las doce, lo que le da un promedio de una cada tres jornadas. No hay quien le coja. Es el mejor en un apartado estadístico que, por desgracia, no le beneficia, sino que le hace polvo.

El segundo en la clasificación está muy lejos, a cuatro. Tiene un 25% de rojas menos de las que tiene el Racing porque ha sufrido ocho. Se trata del Ibiza. Con siete están Alavés, Andorra, Huesca, Málaga y Lugo peleando por el subcampeonato.

No es normal la diferencia que saca el conjunto cántabro a los demás y al menos han sido ya dos las veces en las que José Alberto ha pedido respeto al colectivo arbitral. «Nos estamos jugando mucho», advirtió en la sala de prensa de La Romareda. Y tanto.

En concreto, la supervivencia en el fútbol profesional y conseguir así lo que el equipo no ha conseguido en más de diez años.

De nuevo la jornada y la escabechina que sufrió en Zaragoza le salió barata al equipo verdiblanco. No sufrió demasiado gracias a que la Ponferradina empató en Burgos. Pudo ser peor porque fue ganando, pero el equipo del Bierzo no termina de acumular victorias, lo que supone un alivio porque de uno en uno es difícil salir del agujero en el que está sumido.

Quien aprovechó ese doble pinchazo fue el Málaga para seguir respirando. Se ha convertido en la nueva amenaza porque se ha colocado a los mismos cinco puntos que está el equipo de Ponferrada. Los perseguidores ya son dos. He ahí el precio a pagar por lo sucedido en Zaragoza.

El Racing no salió mal en La Romareda pero es imposible saber qué hubiera sucedido en condiciones normales.

Porque no es muy normal lo que le sucedió: quedarse con dos menos y dos goles en contra a los 25 minutos. Es una circunstancia propia de tramos finales de partido, pero no a esas alturas. A partir de ahí, sólo queda lamentarse. Lo malo es que tampoco puede uno señalar directamente al colegiado porque las dos rojas son poco discutibles. Con el reglamento en la mano, no hay mucho margen de maniobra. Aún así, José Alberto sí apuntó hacia la diferente vara de medir existente en función de la competición que se esté disputando y de la peligrosa evolución que parece estar llevando este deporte. Parece que se apunta al ‘muerte al fútbol moderno’ que tanto se oye en los campos.

Reconoció José Alberto que la expulsión de su portero fue «clara». Lo dañino en este caso fue la comparación con lo sucedido en El Sardinero cuando lo visitó el Málaga.

Se produjo una acción muy similar pero Manolo Reina, el portero blanquiazul, no fue expulsado. En ese momento, el entrenador asturiano no pensaba que iba a terminar entrenando al Racing y quizá por eso no le vino a la cabeza una disparidad de criterio tan patente y de la que tan perjudicado salió el conjunto cántabro, ya que aquel encuentro acabó en empate y quizá podría haber facilitado una posible victoria que hoy le tendría con dos puntos más. Y dos puntos son muchísimos.

El entrenador asturiano se quejó, fundamentalmente, de la cartulina que había visto su capitán.

«En la Premier o en la Champions esa acción no es roja. Y no entiendo por qué en la Champions se pita de una manera y en Segunda División de otra. Me gustaría que alguien me lo explicara», apuntó. De hecho, resaltó que había sido «la primera vez» en 22 años de carrera en la que se había encontrado con una situación así. Y no lo entiende. «Nos estamos jugando mucho y por eso ha de estar todo muy medido. No puede haber una manera de pitar en una competición y en otra. El criterio ha de ser el mismo», insistió.

Incidió el preparador asturiano en el hecho de que en la liga inglesa hay «pocas expulsiones» mientras que en la española hay «infinitas». «¿Es que jugamos a otro deporte?», se preguntó. Lo que cree que no es de recibo es que se tome una decisión tan drástica como expulsar a un futbolista por una «foto fija» cuando, como recordó, «el fútbol es movimiento y un deporte de contacto».

En ese sentido, resaltó que la entrada de Íñigo había sido «abajo, no a la rodilla, y sin una fuerza desmedida». Reconoció el técnico verdiblanco que estaba consiguiendo que sea «difícil valorar las tarjetas rojas en el fútbol moderno» y no tiene claro que deba ser así. «Nos estamos jugando mucho y yo lo único que pido es respeto para mi equipo y para todos», reclamó. José Alberto apuntó directamente hacia el colectivo arbitral pero también hay que apuntar hacia sus propios jugadores, ya que también tendrán parte de responsabilidad en promediar una expulsión cada tres partidos y en haber alcanzado ya la docena cuando el siguiente que más rojas ha visto suma ocho.

Fernández Romo era más amigo de esto último, de señalar también la responsabilidad del futbolista y pedirle que no dé a los árbitros la oportunidad de expulsarle. Precisamente porque hay mucho en juego. Con todo, en otras ocasiones en las que el Racing ha tenido que jugar en inferioridad, las cosas no han salido tan mal porque, sobre todo, no recibió un gol nada más ver la roja. Es eso lo que más duele porque multiplica el daño. Más aún si en cuestión de poco tiempo hay otra roja y, para colmo, otro gol inmediatamente después. Es como hurgar en la herida con un pincho al rojo vivo.

Lamentó José Alberto que el partido apenas hubiera durado veinte minutos porque entiende que, hasta la primera expulsión, «el equipo estaba bien y el juego estaba siendo parejo». A partir del cúmulo de desgracias, sólo le quedó sentirse «orgulloso del equipo» porque había sido capaz de «dar la cara con sólo ocho jugadores de campo durante sesenta minutos y logrado, además, empatar el partido en la segunda parte con unas condiciones muy difíciles». Es consciente de que «no vale para nada» ese parcial, pero le gustó resaltarlo para llevarse «algo positivo dentro de las dificultades sufridas».

Con 3-0 en el descanso, el entrenador asturiano decidió mover el banquillo porque sabía que el encuentro estaba perdido y tenía a muchos futbolistas apercibidos. Había que pensar en la siguiente cita y proteger a algunos jugadores. Tuvo en cuenta que los había que «llevaban muchos minutos acumulados» y por eso entendió propio «meter gente fresca para tener opciones de ganar al menos la segunda parte». Y acabó contento en ese sentido porque quienes estuvieron en el césped «lo dieron todo y se vaciaron defendiendo el escudo hasta el final».

Es lo único que se podía pedir en esas circunstancias.

Ahora al Racing le vienen dos partidos consecutivos en casa. Uno ante un ‘gallo’ como el Granada y otro ante un equipo virtualmente descendido como el Ibiza. «Tenemos que hacernos fuertes y necesitamos a la afición como nunca para seguir juntos porque está apretando muchísimo y esperemos que siga así», apuntó. Antes de empezar a preparar la cita contra el equipo nazarí, que será el próximo domingo a las seis y media, la plantilla disfrutará de dos días de descanso porque, tras completar ayer la habitual sesión de recuperación, no volverá a ejercitarse hasta el miércoles. Es posible que Rubén Alves no pueda estar con los demás porque se ha sumado a la enfermería y está pendiente del resultado de las pruebas de imagen.

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