En una tensa sesión en la Audiencia Provincial de Cantabria, el joven acusado de homicidio en grado de tentativa por agredir con un machete a otro joven en el cuello en Cuatro Caminos en 2022, declaró que "no quiso matarle", sino que "solo le quería asustar". El acusado alegó que sufrió burlas e insultos por parte de la víctima y su grupo de amigos debido a un trastorno mental que padece.

Durante el juicio, el acusado afirmó que podría haber matado a la víctima fácilmente, pero no lo hizo. "Le podía haber matado pero no lo hice, era muy fácil", dijo, justificando su acción como una reacción a los problemas previos y las alucinaciones que sufre. La fiscalía, reconociendo la influencia de su trastorno, ha reducido la petición de pena de ocho años de prisión a cuatro años y once meses, sumados a cinco años de libertad vigilada y tratamiento médico.

El procesado, que está en prisión desde el incidente, mencionó que en el momento de los hechos no estaba tomando la medicación prescrita para su trastorno, y que la noche anterior había consumido drogas. "Temía perder mi vida", explicó, añadiendo que llevaba el machete consigo para defenderse de las alucinaciones.

El relato del acusado fue corroborado por los testimonios de los policías que lo detuvieron, quienes indicaron que tras un encuentro inicial con la víctima en un supermercado, el acusado subió a su casa a por el machete y esperó a la víctima en una parada de autobús, donde ocurrió el ataque.

La víctima, por su parte, describió el encuentro como una experiencia de shock. Dijo que inicialmente no se dio cuenta de que había sido atacado con un machete. "Pensaba que me había golpeado con cualquier otra cosa. Fue un golpe seco, no me di cuenta de más", relató, añadiendo que no notó otra herida en la mano hasta que llegó al hospital de Valdecilla.

Dos testigos presenciales confirmaron que el ataque fue rápido y que el agresor parecía acechar a la víctima. Una de las testigos, una empleada de Valdecilla, indicó que la víctima no reaccionaba inicialmente y que una ambulancia del hospital lo recogió.

Los forenses que examinaron al agresor concluyeron que su conducta no fue impulsiva, sino que reflejaba una "rumiación de largo recorrido" debido a su trastorno psicótico relacionado con el consumo de sustancias. Aunque tenía una afectación moderada de sus capacidades, no presentaba signos de un brote psicótico y sus facultades no estaban anuladas.

El abogado de la acusación particular sostuvo que el acusado tenía una "voluntad total y absoluta de matar" y solicitó una pena de 10 años de prisión, argumentando que el trastorno del acusado se manifestó después de recibir asesoramiento legal. "Todos podemos tener un arrebato y eso no significa no ser conscientes", dijo.

La defensa, por otro lado, pidió la absolución, argumentando que el acusado "no estaba en su sano juicio" y que no percibía las consecuencias de sus acciones debido a su condición mental, y solicitó atenuantes por arrebato y colaboración con la Policía.

El juicio continúa mientras se evalúan las complejas circunstancias del caso y la condición mental del acusado, en busca de una sentencia justa que contemple tanto la protección de la sociedad como la atención médica adecuada para el procesado.