En la jornada del pasado sábado, Santander se convirtió en el epicentro de una batalla ideológica protagonizada por dos bandos opuestos, cuyos enfrentamientos reflejan el creciente nivel de polarización política en la ciudad. Esta polarización, que ha ido tomando fuerza en los últimos meses, ha sido alimentada, en parte, por el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), que ha denunciado la celebración del ‘Galerna Fest’, un festival de música, como una plataforma de discursos contrarios a los valores democráticos y ha pedido su cancelación en repetidas ocasiones.

La polarización se convierte en manifestación: Tensiones en Santander por la celebración del 'Galerna Fest'

Santander vivió una jornada marcada por la polarización y el enfrentamiento ideológico en las calles, con dos manifestaciones que evidenciaron la creciente tensión política en la capital cántabra. El detonante fue la celebración del ‘Galerna Fest’, un festival de música que, lejos de limitarse a su carácter cultural, ha desatado un intenso debate ideológico. Lo que debería haber sido un evento lúdico se ha convertido en un campo de batalla para conservadores, que lo respaldan, y colectivos comunistas y de extrema izquierda, que lo ven como una plataforma para la promoción de discursos radicales.

La mañana: Marcha de los conservadores en apoyo al 'Galerna Fest'

La jornada comenzó con la manifestación convocada por la Asociación Cultural Alfonso I, una organización conservadora que defiende la celebración del ‘Galerna Fest’. Bajo el lema ‘Reconquistemos Europa’, alrededor de un centenar de personas se congregaron en la rotonda de Cuatro Caminos para iniciar una marcha que culminó en la Plaza del Ayuntamiento. Durante el recorrido, los manifestantes corearon consignas como “Europa no se vende, Europa se defiende”, “Libre, social, nacional” y “Europa nación, revolución”, destacando su defensa de la identidad europea.

La manifestación terminó con la lectura de un manifiesto en el que criticaron la presión ejercida por ciertos partidos políticos, entre ellos el PSOE, para cancelar el evento, al que consideran una simple celebración de la cultura europea. Los manifestantes subrayaron el derecho de los pueblos europeos a defender su historia y tradiciones, en un clima de creciente tensión en torno a la identidad europea.

La tarde: La respuesta de la extrema izquierda

Por la tarde, la respuesta no se hizo esperar. Diversos grupos de extrema izquierda y comunistas organizaron su propia manifestación bajo el lema ‘Las calles contra el fascismo’. Colectivos como Rock contra el Fascismo, Asambleas Feministas Abiertas de Cantabria, CNT Santander y Anticapitalistas Cantabria, entre otros, protestaron contra lo que consideran una promoción encubierta de discursos neofascistas, xenófobos y antifeministas en el festival.

La marcha, que recorrió las principales calles de Santander desde Puerto Chico hasta la calle Numancia, estuvo marcada por consignas como “Contra el fascismo, resistencia” y “Cantabria obrera, fascistas fuera”. Estos colectivos denunciaron la celebración del ‘Galerna Fest’ como una amenaza para los derechos sociales, y solicitaron que se cancelara de inmediato. La manifestación contó con el apoyo explícito del PSOE, cuya influencia ha sido visible en la movilización y en las críticas a la gestión del evento.

La influencia del PSOE en la polarización

Lo que ha intensificado esta polarización política es el papel que ha jugado el PSOE, que ha denunciado públicamente la celebración del festival. El portavoz socialista en Santander ha señalado que el ‘Galerna Fest’ va en contra de los valores que representa la ciudad, y ha solicitado en varias ocasiones su cancelación, alegando que promueve ideologías contrarias a los derechos humanos y a la convivencia democrática.

El PSOE ha alimentado el enfrentamiento, señalando que el festival forma parte de una estrategia para normalizar discursos de odio en Santander. Esta actitud ha intensificado la tensión en torno al evento, polarizando aún más a los ciudadanos entre quienes apoyan el festival como una celebración cultural y quienes lo ven como un desafío a los valores democráticos.

Lo insólito: Un festival de música en el centro del huracán

Lo más rocambolesco de la situación es que el ‘Galerna Fest’, en su esencia, es un festival de música. No obstante, ha sido transformado en un símbolo de la lucha ideológica entre los bandos conservadores y de extrema izquierda. Mientras los primeros lo ven como una oportunidad para reivindicar la identidad europea, los segundos lo denuncian como una amenaza a los valores que ellos defienden, un absurdo.

La música, que debería ser el foco del evento, ha quedado relegada a un segundo plano, eclipsada por consignas políticas y acusaciones cruzadas. Lo que comenzó como un simple festival se ha convertido en el epicentro de un debate que refleja la creciente polarización social en Santander.

La polarización como signo de los tiempos

Lo ocurrido este sábado en Santander es un claro ejemplo de cómo la polarización ha llegado a impregnar incluso los aspectos más triviales de la vida cotidiana. Un festival de música ha sido suficiente para desatar una batalla ideológica en la ciudad, con ambos extremos movilizándose en defensa de sus posturas.

El PSOE, al alentar la movilización contra el festival, ha jugado un papel clave en la intensificación de las tensiones, convirtiendo el ‘Galerna Fest’ en un símbolo de lucha política. Mientras tanto, los conservadores continúan defendiendo su derecho a celebrar la cultura europea, en un contexto de creciente enfrentamiento ideológico.

Conclusión: Una sociedad dividida

La jornada de manifestaciones en Santander es un reflejo de la profunda división social que afecta no solo a la ciudad, sino a muchos otros lugares. Lo que en principio parecía ser un evento cultural ha evolucionado hasta convertirse en un símbolo de los enfrentamientos ideológicos de nuestro tiempo.

Con el festival todavía en marcha, no está claro si estos enfrentamientos volverán a repetirse, pero lo que sí queda claro es que la polarización ha llegado para quedarse, y que incluso los eventos culturales pueden convertirse en terrenos de lucha política.