Este fin de semana, Juan Canal falleció a los 88 años sin haber visto cumplido su deseo de que la justicia le reconociera como miembro de la familia Noriega. Canal había afirmado ser hijo ilegítimo de Pío Noriega, padre del conocido actor Eduardo Noriega. Este caso se convirtió en un asunto familiar complicado y de gran interés mediático.

Según las declaraciones de Canal, Pío Noriega, cuando era joven, mantuvo una relación con Inés, la empleada del hogar de su familia, que resultó en el nacimiento de Juan. Aunque Pío Noriega, quien hizo fortuna en México, Cuba y Estados Unidos, supuestamente trató de mantener el asunto en secreto, Canal afirmó que su padre nunca lo abandonó por completo. Sin embargo, Juan pasó gran parte de su vida en un orfanato y solo en los años 90 descubrió la supuesta identidad de su progenitor.

El caso legal

A pesar de haber presentado un caso en los tribunales, inicialmente no se pudo obtener una confirmación legal de su parentesco debido a la falta de pruebas concluyentes. Sin embargo, años después, con la ayuda del abogado Juan Osuna, Juan Canal localizó a José Pío Noriega, uno de los hijos reconocidos de Pío Noriega, quien se sometió a una prueba de ADN. Los resultados arrojaron un 99.9% de coincidencia genética, lo que apoyaba la afirmación de Juan. A pesar de esto, el reconocimiento legal aún no se ha producido.

Eduardo Noriega, conocido por ser muy reservado en su vida privada, nunca ha comentado públicamente este asunto. Canal, por su parte, siempre mantuvo que no buscaba ni fama ni fortuna, sino simplemente el reconocimiento de su linaje. Tras su fallecimiento, el caso ha sido llevado al Tribunal Constitucional, y según informes, los tres hijos de Canal, que residen en Miami, han decidido continuar la lucha legal.

Impacto y funeral

La muerte de Juan Canal ha dejado sin resolver una historia que había captado la atención de muchos. El funeral de Canal se celebrará en Colombres, Asturias, donde se espera que asistan sus hijos. Este caso no solo refleja una lucha personal por el reconocimiento familiar, sino también las complejidades legales y emocionales que pueden surgir en cuestiones de herencia y parentesco.