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El Diario de Cantabria

CINE

¿Hace cuánto Torrelavega no tiene un cine? Conoce la historia de este arte en la ciudad

La vida cultural de Torrelavega estuvo dominada por el cine durante gran parte del siglo XX, con salas icónicas como el Gran Cinema y el Salón Royal
Cine de la Galerías Pereda. / A.E.
Cine de la Galerías Pereda. / A.E.
¿Hace cuánto Torrelavega no tiene un cine? Conoce la historia de este arte en la ciudad

El cine en Torrelavega ha sido durante décadas una parte esencial de la vida cultural y social de la ciudad. Sin embargo, hoy en día, tras años de crisis y cambios en los hábitos de consumo de entretenimiento, la ciudad ha visto desaparecer casi todas sus salas de cine. La situación actual contrasta dramáticamente con la época de esplendor cinematográfico que vivió Torrelavega durante el siglo XX, cuando el cine no solo era una forma de entretenimiento, sino también un pilar fundamental de la cultura popular.

El recorrido del cine en Torrelavega comienza en 1880, cuando la ciudad contaba con el Teatro Urbina, un espacio que más tarde se convertiría en el Garaje Escudero. En 1890, también existía el Teatro de la Villa, y en 1905 se construyó el Teatro Principal, donde se proyectaban películas mudas. La llegada del cine mudo a Torrelavega fue un evento importante en la vida social de la ciudad, y su fama se mantuvo en la memoria de los ciudadanos hasta la llegada del cine sonoro.

Luis Vaccari, un italiano que se estableció en la ciudad, fue el pionero en la proyección de cine en Torrelavega. En 1911, instaló una sala de cine en un barracón de madera en la avenida Menéndez y Pelayo, muy cerca de la estación del ferrocarril. Este primer cine tuvo un éxito notable, pero con la llegada del cine sonoro, Vaccari no pudo competir y se dedicó a un modesto negocio de confitería en la Plaza Mayor.

Durante los años treinta del siglo XX, surgieron otros cines importantes como el Gran Cinema y el Salón Royal, que fueron seguidos por el Ideal Cinema y los emblemáticos Avenida y Garcilaso, que se inauguraron en 1945. Estos cines, junto con otros como el Cinema Solvay en Barreda, marcaron una época dorada para la industria cinematográfica en Torrelavega.

A pesar de su éxito, la industria del cine en Torrelavega comenzó a declinar en los años setenta. Salas como el Concha Espina y el Cine Club Besaya, este último impulsado por el cinéfilo César Rosino Mata, mantuvieron vivo el espíritu cinematográfico de la ciudad, pero con el paso del tiempo, la mayoría de estos espacios cerraron sus puertas. En 1981, los minicines Arlequín se convirtieron en el último bastión del cine en la ciudad hasta la apertura del Cine Pereda en 1983, que también acabó desapareciendo tras un incendio.

Hoy en día, Torrelavega, con una población de más de 50.000 habitantes, solo cuenta con una única sala de cine en los bajos de la Casa de Cultura, donde se proyectan películas tanto comerciales como de la Filmoteca de Cantabria. La nostalgia por los cines de antaño es palpable entre los residentes, quienes reclaman el regreso de estos espacios culturales tan importantes en el pasado.

A lo largo de la historia de Torrelavega, el cine ha jugado un papel crucial en la vida cultural de la ciudad. Sin embargo, la falta de una política cultural sólida y los cambios en los hábitos de consumo han llevado a la desaparición de la mayoría de estas salas. José Ramón Saiz, en su libro 'Torrelavega, historia de sus cines', recoge la rica historia cinematográfica de la ciudad, una historia que hoy en día se enfrenta al reto de no ser olvidada por las futuras generaciones.

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