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El Diario de Cantabria

El circo montado por Puigdemont

Decenas de personas durante la concentración para recibir al expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont en el paseo Lluís Companys, a 8 de agosto de 2024, en Barcelona, Catalunya (España). Dicha concentración ha sido convocada por entidades independentistas, con la asistencia de Junts, ERC, CUP, ANC, Òmnium Cultural, CDR y Associació de Municipis per la Independència (AMI). Puigdemont tiene previsto asistir a este acto de bienvenida para después participar en el pleno de investidura del líder del PSC, casi 7 años después de instalarse en Bélgica por las consecuencias judiciales del 'procés', y con una orden de detención.
David Zorrakino / Europa Press
08/8/2024
Decenas de personas durante la concentración para recibir al expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont en el paseo Lluís Companys, a 8 de agosto de 2024, en Barcelona, Catalunya (España). Dicha concentración ha sido convocada por entidades independentistas, con la asistencia de Junts, ERC, CUP, ANC, Òmnium Cultural, CDR y Associació de Municipis per la Independència (AMI). Puigdemont tiene previsto asistir a este acto de bienvenida para después participar en el pleno de investidura del líder del PSC, casi 7 años después de instalarse en Bélgica por las consecuencias judiciales del 'procés', y con una orden de detención. David Zorrakino / Europa Press 08/8/2024
El circo montado por Puigdemont

Al margen del bochorno sufrido en Cataluña y del circo montado por Puigdemont -necesariamente con la complicidad activa del Gobierno catalán, del presidente de su Parlamento, de las instituciones catalanas, por supuesto de los mossos, y del propio Gobierno español y especialmente de su ministro de Interior-, ausente la bandera española en la toma de posesión de un president socialista, lograda la independencia fiscal a cambio de "desamortizar" al resto de las comunidades autónomas, puestas en ridículo las órdenes expresas del Poder Judicial que exigía la detención del prófugo, alcanzado el desprestigio de todo un país y de buena parte de sus instituciones que han sido el hazmerreír de toda Europa, ahora nos dicen que "Cataluña entierra su revolución" y que el propósito de Illa es "gobernar para todos y unir y servir" a la sociedad catalana. Vale. Se entiende que para ello tendrá que deshacer lo que hay y hacer todo lo contrario de lo que han hecho los gobiernos independentistas en la última década. El pequeño problema es que para hacer eso necesita los votos de ERC en Cataluña y los de ERC...y Junts en Madrid. Porque lo que importaba no era gobernar en Cataluña sino poder seguir gobernando en Madrid.

Lo que va a empezar ahora es el envío masivo de dinero a Cataluña. Miles de millones de euros que van a salir de lo que deberían recibir y no van a hacerlo comunidades como Cantabria, Asturias, Extremadura, Castilla-La Mancha o Murcia, por poner algún ejemplo. Cataluña va a reducir de forma importante su aportación a los servicios básicos de otras comunidades autónomas, especialmente en partidas como sanidad o educación, mientras tendrán que aumentar las de otras comunidades, como la de Madrid. Así que esta izquierda, que es progresista cuando le interesa y reaccionaria cuando le beneficia, no podrá montar más manifestaciones a favor de la sanidad o la educación públicas porque el dinero necesario para atenderlas se habrá ido a Cataluña a cambio de unos votos imprescindibles para que Sánchez siga en La Moncloa.

Hay, en todo caso, otras cuestiones importantes. Sólo un cínico, un mentiroso o alguien sin escrúpulos puede decir que "Cataluña entierra la revolución independentista" y que "la fuerza del independentismo es sólo la que le han dado las urnas y eso es una minoría". Esa minoría manda en Cataluña y en España aunque no gobierne. Esa minoría sigue en España porque no puede irse y llevárselo todo. Esa minoría ha descubierto que puede lograr y va a alcanzar todo lo que trataba de conseguir con el golpe de Estado porque la debilidad del actual Gobierno español es tan grande que sólo puede seguir en el poder cediendo lo que le pidan. Sin rechistar. Incluso Sánchez sigue necesitando los votos de Puigdemont y por eso ni siquiera se ha atrevido a valorar su performance. Puigdemont también lo sabe y por eso hace lo que hace.

Lo grave de esta situación es que esa cesión se va a hacer a costa del resto de los españoles, aumentando las diferencias entre comunidades, los privilegios de unos pocos y enterrando, eso sí, las aspiraciones de una gran parte de los catalanes que no quieren vivir "contra España" sino en España. A veces, las instituciones se desprestigian por sus propios errores. Otras, este es el caso, quienes deberían defenderlas proceden a su deterioro y a su destrucción. Empieza la fiesta. A ver cómo termina. 

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