Javier Herrero

Madrid, 18 ene (EFE).- Como director de la Orchestre Philharmonique de Luxemburgo y de la Toronto Symphony Orchestra, el valenciano Gustavo Gimeno ocupa una plaza privilegiada para juzgar el nivel de España en el ámbito lírico mundial, con un balance que a su parecer no puede ser mejor.

"En este instante es el mejor país del mundo", afirma rotundo al destacar cómo, "a pesar de las dificultades, las actividades culturales continuaron desde pocos meses después del inicio de la pandemia" y se siguieron programando óperas y conciertos en plazas destacadas como Madrid, Valencia y Barcelona.

Asegura a renglón seguido que, "producción tras producción, España cuenta con propuestas y voces de altísimo nivel" y que "para cualquier cantante, director musical o director de escena constituye un aliciente venir aquí". "Todo el que me encuentro me reconoce los momentos inolvidables que ha pasado en nuestros teatros", insiste.

Gimeno (Valencia, 1976) se encuentra precisamente ahora en su país de origen, de gira junto a la prestigiosa orquesta luxemburguesa que dirige desde 2015. Ofrecerá recitales en Zaragoza (Auditorio Mozart, 18 de enero), Madrid (Auditorio Nacional, día 19) y, por primera vez, en Tenerife (Auditorio, día 21) y Las Palmas (Auditorio Alfredo Kraus, día 22).

"Hay muchas razones para estar contentos y motivados y más con la que está cayendo", proclama satisfecho.

Él mismo ha tenido que hacer algunas "concesiones" en la formación a causa de las bajas por covid-19. "En los últimos días han sido poquísimos los positivos, pero antes de salir de Luxemburgo tuvimos que tomar decisiones", reconoce.

Antes de que se desatara la pandemia en 2019, tuvo la oportunidad de ponerse al frente de la Orquesta del Teatro Real en un concierto en el Gran Salón del prestigioso Conservatorio de Moscú. Este próximo mes de marzo, le llegará el turno de debutar en el coliseo operístico madrileño.

Será con el estreno de "El ángel de fuego" de Serguéi Prokófiev, una coproducción con la Opernhaus de Zúrich que cuenta con dirección escénica de Calixto Bieito y a la que lleva dando vueltas, reconoce, desde el primer confinamiento de 2020. "Desde entonces voy contando los días. Es uno de los retos de esta temporada", señala.

"ASPIRO A SEGUIR MÁS DE 5 AÑOS EN TORONTO"

Ante su abigarrada agenda de compromisos internacionales, algunos días se despierta sin saber en qué ciudad se encuentra.

A caballo desde hace tiempo entre Toronto y Luxemburgo, opina que, aunque "ambas orquestas difieren en formación, personalidad e historia", las dos las siente "muy cercanas".

"De una orquesta valoro especialmente la preparación, la flexibilidad, la apertura mental y la humildad, que todos partamos desde un mismo punto de curiosidad, dedicación y buena actitud para construir juntos", indica. "Y al final el resultado es diferente porque quienes suenan son ellos, no el director, que es un mero canal para las energías y las ideas", dice desde la modestia.

Respecto a sus planes de futuro, afirma: "En todo aquello que hago, intento plantearme un trabajo bueno, en profundidad, honesto para mí y para la institución que me contrata, con substancia. Para esto se requiere no solo trabajo regular diario, sino también suficiente tiempo. Nunca he tomado un puesto planteándome el corto plazo", puntualiza.

En ese sentido, recuerda que su contrato con la Filarmónica de Luxemburgo se renovó hace año y medio hasta 2025, momento en el que cumplirá diez años al frente de esa formación. "Es un tiempo suficientemente largo y creo que he construido algo. Aún quedan años para seguir", subraya.

En Toronto, donde arrancó su andadura en 2020 y cuyo contrato inicialmente finaliza también en 2025, la perspectiva es otra. "Aspiro a seguir más años que esos cinco", anuncia. EFE

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