Adrián Arias

Valladolid, 25 dic (EFE).- La soledad no deseada es una enfermedad no reconocida que acompaña y marchita a muchas personas mayores, la mayoría mujeres viudas, que ahora una iniciativa desarrollada por la ONG 'Corazón y Manos' quiere mitigar a través de la unión de estas personas con centenares de donantes de libros en una cadena contra el aislamiento.

Hijos, hermanos, nietas y nietos, yernos y nueras acompañan a diario a Victoriana Francisco, pero no de forma presencial, sino a través de los cristales que protegen las decenas de instantáneas que visten la casa de esta segoviana de "casi noventa años" que vive sola desde hace más de treinta y que no se resigna a contar los días que le restan, sino los que aún le quedan por sumar, como cuenta en una entrevista con Efe.

Aunque no se siente sola, ya que tiene la "fortuna" de tener unos hijos y nietos "muy cariñosos" que le llaman a diario, Victoriana reconoce que no todas las personas mayores tienen esa suerte, de ahí que reciba la visita inesperada de un periodista y un fotógrafo a los que no conoce como una "alegría", ya que "a nadie le gusta pasar el día sin ver a nadie".

Con una bandeja de turrones ya preparada, esta segoviana natural de Condado de Castilnovo (Segovia) es el ejemplo más tácito de que detrás de las vidas comunes están las mejores historias, algo de lo que ella misma está convencida, como así lleva dos años plasmando en las memorias que comenzó a escribir, instigada por su nieto, durante la pandemia y que llevan por título 'Las cosas que nunca conté'.

Son estas unas memorias escritas en la perfecta y bella caligrafía de una generación que no lo tuvo fácil en su infancia, pese a que Victoriana siempre fue "la niña de papá", aunque no por ello perdió ningún anillo a la hora de torear los problemas que se fueron interponiendo en su vida, gracias, como aún recuerda emocionada, al "amor de su vida", Sixto Berzal, del que aprendió, entre otras muchas cosas, el oficio de tratante de ganado, que le aupó como "la primera en este oficio en España".

Sin embargo, a pesar de los oficios y aficiones que engrosan su dilatada vida, como los 25 años que estuvo sobre los escenarios como actriz aficionada u otros tantos como profesora de yoga, Victoriana Francisco pasa el día y sus noches en soledad, comunicándose con los suyos a través de una tableta que le regalaron las navidades pasadas y a la que "pronto le cogió el tranquillo".

"No sé qué será eso del miedo del que hablan muchos. Solo sé que he tenido la vida que he querido", resume Victoriana, no sin reconocer que le gustaría poder pasar menos tiempo sola y rellenar así esos días que "parecen que no acaban nunca".

EL 40% DE LOS BENEFICIARIOS DE AYUDA A DOMICILIO VIVEN SOLOS

Precisamente, con el fin de mitigar la soledad que acompaña a muchas de estas personas mayores, como Victoriana, la ONG 'Corazón y Manos', de la empresa Clece, ha ideado para esas navidades el reparto de cientos de libros -600 ejemplares- entre los usuarios del servicio de ayuda a domicilio que atienden en los municipios de Valladolid y Palencia: un total de 7.398 usuarios, de los que casi el 40 por ciento viven solos.

Cada libro que recibirán ahora los mayores incluye un mensaje en su interior: un buen deseo para el futuro, un saludo afectuoso, una reflexión, una anécdota sobre la historia del propio libro, una frase emotiva...

En el caso de Francisca, el libro que ha recibido ha sido donado por Delfín Martínez, trabajador de Clece, que, como señala a Efe, ha participado en esta iniciativa porque cree que toda la sociedad "debe dar al mundo del mayor la importancia que merece".

"Creo que lo importante es trasladarles que no están solos, que la vida tiene etapas y esta es una más en la que, por la situación de cada uno, se puede llegar a sentir soledad, cierto abandono, cuando no es así", narra Martínez, que explica por qué ha escogido el libro "Un lugar a dónde ir", de María Oruña.

Un libro que esconde que "siempre hay alternativas, siempre hay nuevas ilusiones y caminos que tomar y un lugar a dónde ir", en este caso un camino que ahora ha cruzado a Victoriana y a Delfín y que este espera tomar: "Con mi dedicatoria quise indicar a la persona receptora que quiero acompañarla, si me lo permite, y que me gustaría continuar manteniendo contacto con ella a través de correo, una visita o una llamada", concluye.EFE

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