Javier Herrero.

Madrid, 2 feb (EFE).- Es 2018 y Rufus T. Firefly viaja de vuelta a Aranjuez en su furgoneta tras un fin de semana de conciertos en el que "no dejaron de pasar cosas", incluida una rotura de dedo. De repente, suena "What's Goin' On" de Marvin Gaye, disco archiconocido pero que nunca había ejercido efecto alguno sobre la banda... hasta ese momento.

"Lo había escuchado muchas veces, pero no había entrado en él hasta ese día. Me quedé muy pillado, no daba crédito a que se hubiese hecho en 1971 y sonara así", rememora a Efe Víctor Cabezuelo, una de las dos cabezas pensantes del grupo madrileño junto a Julia Martín-Maestro.

Así empezaron a investigar en la música de entonces, "ese neosoul tan novedoso para la época". Especialmente al llegar la pandemia, se atrevieron a replicar el efecto balsámico y relajante que el álbum número 1 de la historia, según la revista Rolling Stone, había tenido sobre ellos.

"Nuestro álbum no quería ser explícito ni contar nada que tuviera que ver con la pandemia, sino más bien hablar de esperanza y de todo lo que pudiera venir después. De que si podemos vivir un día más, vamos a ver qué podemos hacer con ese día", explica Cabezuelo ante canciones brillantes como "Torre de marfil".

El resultado es "El largo mañana", su séptimo álbum de estudio, que mañana sonará en el ciclo madrileño Inverfest en el arranque de su nueva gira y que este viernes podría alzarse con el Premio Ruido al mejor disco español de 2021 a juicio de la crítica especializada.

Lo harían, tal y como ellos refrendaban en su presentación hace unas pocas semanas, con su trabajo "más bailable". "El soul tiene una energía que no tienen ni el pop ni el rock. Irradia alegría y eso está ahí, por eso se distingue de otros discos nuestros que igual son más agresivos o melancólicos", apunta Martín-Maestro.

UNA DOLENCIA CRÓNICA APARTA A UNO DE SUS MIEMBROS.

Los sintetizadores tienen un papel más destacado pese a los prejuicios de los roqueros ortodoxos. "Nosotros no somos talibanes en ese sentido. Si tenemos un cacharro que mola como suena, lo usamos", reconocen, tras haber echado mano en este caso de un Siel Orchestra de los años 70 que aparece por todo el disco y le confiere unidad.

"Es un disco intencionadamente homogéneo. Antes siempre intentábamos sorprender con algo, pero aquí nos llamaba la atención que hubiese un hilo conductor, como son las congas en los primeros discos de soul de los 70", comenta Cabezuelo.

La búsqueda está esta vez en cambios de armonía como los de "Polvo de diamantes", otro de los cortes destacados, o en "la riqueza de melodía y en cómo transicionan las canciones, más que en trucos de producción, como se estila ahora".

Gran parte del mérito se lo otorgan a la que fue la teclista titular, Marta Brandariz. "Es una persona supertalentosa y le dio un carácter al disco muy diferente a lo que veníamos haciendo", subrayan sobre esta artista que además añadió su voz a todos los cortes, en algunos casos en el mismo plano de Cabezuelo.

No todo fue coser y cantar. A Brandariz le diagnosticaron una dolencia crónica que la impedía seguir tocando, pero afortunadamente el grupo encontró a Manola, "que rápidamente supo ponerse al nivel" y compenetrarse con Cabezuelo y el resto del grupo en directo.

Desde los títulos mismos de las canciones se muestran asimismo capaces de generar imágenes de gran carga simbólica, como "Sol de invierno" o "Tempelhof". "Queríamos que fuese muy visual y que todas las canciones tuvieran ese contexto de paisaje o de posicionarlas en un lugar", conceden ante un disco que, emocionalmente, se desborda.

Esa es su marca, reconocen. "Yo no sé escribir de otra manera, algo que es raro porque en el día a día no soy así", confiesa el calmado músico ante un álbum que acaba por todo lo alto con "Selene", un "puesto de honor" para la banda, más importante incluso que la primera canción.

"A veces voy directo a la última canción en los discos para ver cómo lo han acabado. Y si no lo han hecho increíble me da bajón. Es como el último párrafo de una carta de amor. Tienes que coger todo lo que has dicho antes y decir: 'Y por eso, te quiero'", apostilla.

Tras su paso por el Teatro Circo Price en Inverfest, Rufus T. Firefly seguirá recorrido por Burgos (5 de febrero, Andén 56), Lleida (19 de febrero, Manolita) y otras ciudades como Sevilla (19 de marzo, Sala X), Murcia (8 de abril, REM) o Granada (29 de abril, Industrial Copera). EFE

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