El Cairo, 6 feb (EFE).- El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) denunció este domingo las condiciones de los cientos de menores recluidos en la cárcel del noreste de Siria para presos del Estado Islámico (EI) que fue escenario de un sangriento motín a finales de enero, en el que algunos de ellos resultaron heridos.

"A pesar que ahora cuentan con algunos servicios básicos, la situación de estos niños es increíblemente precaria", aseguró Unicef en un comunicado tras haber tenido acceso a algunos de ellos en la prisión de Geweran, ubicada en el área administrada por los kurdosirios y que escapa al control de Damasco.

El organismo de la ONU reconoció "los esfuerzos de las autoridades locales para estabilizar la situación en el interior y el exterior de la cárcel" tras el motín y para "cuidar y proteger" a estos menores, pero afirmó que "nunca deberían haber estado allí en primer lugar".

"Los niños nunca deben estar detenidos por asociación con grupos armados", sino "ser tratados como víctimas de un conflicto", destacó.

Las Fuerzas de Siria Democrática (FSD), una alianza armada liderada por kurdos a cargo de la seguridad en estos territorios y de sofocar el motín, aseguraron que unos 700 de estos niños denominados los "cachorros del califato" estaban en una sección especial apartada del resto de reclusos, pero que los amotinados los usaron como escudos humanos.

Las FSD afirmaron en un comunicado que Unicef ha sido la primera organización que ha tenido acceso a la cárcel y en concreto a las instalaciones donde se encuentran los "adolescentes afiliados con el EI", donde la delegación humanitaria ha podido "inspeccionar sus condiciones".

La responsable de Promoción y Comunicación de Unicef en Oriente Medio, Juliette Touma, explicó hoy a Efe que no pudo confirmar que los menores hayan sido usados como escudos humanos ni la suerte que pueden haber corrido.

Sí confirmó que algunos resultaron heridos durante los enfrentamientos, sin poder precisar su número, y que muchos han quedado traumatizados por la violencia de la que fueron testigos durante los días que duraron el motín y los choques, y que han recibido informes de que al menos tres fallecieron aunque no han logrado confirmar estas muertes.

Touma indicó que algunos de los niños en Geweran "han estado es esa prisión durante al menos tres años" y que hay muchos sirios y, en menor medida, iraquíes, pero también de otra veintena de nacionalidades.

Por ello, Unicef exigió que sean trasladarlos a instituciones especializadas en el cuidado de menores y que aquellos países a los que pertenezcan los repatríen de forma urgente. EFE

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