La tan anticipada marea extraordinaria que azotó este jueves la costa de Cantabria dejó un panorama impresionante, pero sin las temidas inundaciones. Aunque el nivel del mar alcanzó cotas poco habituales, las aguas no llegaron a desbordarse, evitando así cualquier incidente grave en la región.

Precaución y curiosidad en la costa

El Centro de Atención a Emergencias 112 del Gobierno cántabro confirmó que, a pesar de la fase de preemergencia activada por el Plan Especial de Protección Civil de Cantabria (PLATERCANT), no se recibieron alertas ni reportes de emergencias. La cautela se justificaba, ya que se esperaba la mayor marea registrada en las últimas tres décadas.

Sin embargo, la jornada se desarrolló sin contratiempos. Muchos cántabros y turistas se acercaron a las playas y paseos marítimos, como el emblemático de Santander, para presenciar un espectáculo natural que rara vez se ve en estas latitudes. El nivel del agua, notablemente elevado, rozó los límites de muelles, aceras y algunas edificaciones, pero sin llegar a causar daños.

Un día de mareas extraordinarias

A lo largo del día se produjeron dos pleamares, con la segunda, alrededor de las 18:15 horas, alcanzando su pico máximo. La previsión indicaba que el nivel podría subir a 4,96 metros por la mañana y a 5,27 metros en la tarde, lo que hizo que muchos contuvieran la respiración. Sin embargo, las aguas se mantuvieron bajo control, sin superar los muros de contención.

En contraste, durante los momentos de bajamar, las playas se vaciaron, revelando extensas franjas de arena que usualmente permanecen bajo el agua. Este fenómeno dejó varios barcos reposados sobre la arena, un espectáculo inusual que atrajo la atención de los observadores.

Un fenómeno natural sin consecuencias graves

La marea astronómica que afectó a Cantabria este jueves demostró la fuerza de la naturaleza, pero también la capacidad de la región para prepararse ante posibles eventualidades. Mientras que los curiosos disfrutaron de una vista única del litoral cántabro, las autoridades respiraron aliviadas al no tener que gestionar emergencias.

Este episodio servirá como referencia para futuras mareas y reafirma la importancia de la prevención y la coordinación en situaciones potencialmente peligrosas. Para los residentes y visitantes de Cantabria, la jornada del 19 de septiembre será recordada como un día en que la naturaleza mostró su poder sin causar estragos.