La reducción de la jornada laboral es una de las medidas estrella de la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, que propone recortar las 40 horas semanales actuales a 37,5 horas para 2025. Sin embargo, este plan ha suscitado inquietud entre autónomos y pymes, quienes temen que la implementación de esta medida sin un adecuado periodo de adaptación genere un impacto negativo en sus negocios.

Desde la aprobación del Estatuto de los Trabajadores en 1983, las jornadas laborales han ido disminuyendo, y actualmente, la media se sitúa en 38,5 horas. La Encuesta de Población Activa del segundo trimestre de 2024 revela que el número medio de horas trabajadas supera ligeramente las 37,5, alcanzando 37,6 horas. A pesar de esto, cerca del 75,8% de los trabajadores, aproximadamente 8,8 millones, tienen jornadas superiores a 37,5 horas, principalmente en sectores donde la presencia física es crucial, como la seguridad y la hostelería.

La hostelería y las pymes, los más afectados

Muchos empresarios de la hostelería, como Mara Verdasco, dueña de la taberna La Bola en Madrid, afirman que la propuesta del Gobierno afectaría su flexibilidad operativa. Verdasco menciona que su equipo de 20 empleados trabaja en turnos, y aunque la media de horas laboradas sea menor a 37,5, en ocasiones, deben compensar las horas extras con menos horas en otros momentos. La imposición de una jornada fija podría resultar en 42.400 millones de euros en costos adicionales para las pymes, según un informe de la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa (Cepyme).

Consecuencias económicas y de empleo

La reducción de horas sin una consulta adecuada con los sectores afectados podría tener consecuencias devastadoras. Expertos advierten que, además de aumentar los costos operativos, se vería afectada la productividad y la rentabilidad de las empresas. Aranda, portavoz de la Confederación Empresarial de Madrid-CEOE (CEIM), sostiene que pequeñas empresas podrían verse obligadas a cerrar, exacerbando el ya alto índice de desempleo en España, que duplica la media de la Unión Europea.

El director del Hotel Santo Domingo en Madrid, Antonio Núñez, comparte preocupaciones similares. Afirma que la reducción de jornada aumentará sus costos operativos entre 25% y 30%, lo que disminuirá su rentabilidad. “No podemos permitir que el servicio a nuestros clientes se vea comprometido”, enfatiza Núñez.

Flexibilidad y negociación colectiva

Desde la patronal, se argumenta que es fundamental respetar los convenios colectivos que ya están en vigor, los cuales establecen jornadas de trabajo que responden a las necesidades de cada sector. Francisco Aranda recalca que aumentar la flexibilidad laboral es crucial para mantener la competitividad de las empresas.

Mientras tanto, algunos sectores, como ciertas peluquerías, parecen estar más preparados para adaptarse a la reducción de jornada. Jesús Fraile, dueño de Mostacho Peluqueros, indica que en su negocio, donde los horarios se han adaptado a las necesidades del personal, la reducción de 20 minutos diarias no afectaría significativamente su operativa.

Medidas complementarias y asesoramiento

Para mitigar el impacto en las pymes, el Ministerio de Trabajo ha propuesto bonificaciones para fomentar la conversión de contratos a tiempo completo y ofrecer asesoramiento sectorial. Joaquín Pérez Rey, secretario de Estado de Trabajo, aseguró que estas bonificaciones no serán homogéneas, buscando que se ajusten a las necesidades de cada sector y a la realidad de las pequeñas empresas.