El PSOE se encuentra en un estado de alerta debido a la falta de información que la Moncloa está compartiendo con sus líderes territoriales sobre el acuerdo fiscal alcanzado con ERC. Este pacto, que fue clave para que Salvador Illa asumiera la presidencia de la Generalitat, sigue siendo un enigma para las federaciones socialistas, que temen las posibles repercusiones políticas.

Fuentes del Ejecutivo aseguran que el contenido del acuerdo será detallado en septiembre, pero a día de hoy, los barones del partido continúan en la oscuridad. "No nos han dicho nada", expresaron varios líderes territoriales cuando fueron consultados sobre la posibilidad de recibir detalles del pacto. La falta de información está generando preocupación y tensión, ya que los dirigentes regionales se ven incapaces de responder a los ataques de sus opositores.

Moncloa había anunciado que en septiembre, con el inicio del curso político, se centraría en explicar los pormenores del acuerdo. Sin embargo, en los últimos días, el Gobierno ha mostrado signos de inquietud. Este nerviosismo se reflejó en la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, quien negó categóricamente que el pacto sea un concierto económico a medida de la Generalitat. Montero defendió la idea de singularidad, tras un duro ataque del exministro Josep Borrell, quien en una entrevista criticó el modelo propuesto, describiéndolo como "más confederal que federal" y sugiriendo que implica un cambio en el sistema constitucional por motivos electorales.

La respuesta de Montero, afirmando que "no es un concierto y quien diga lo contrario, miente", subraya la tensión dentro del PSOE. La dinámica interna del partido ha estado marcada por la influencia de sus federaciones, a pesar de que el liderazgo de Pedro Sánchez ha sido firme desde su llegada al poder. Sin embargo, el acuerdo fiscal ha reactivado y preocupado a las federaciones, ya que consideran que esto podría dificultar su capacidad de competir con el PP en el ámbito territorial.

Líderes de varias federaciones han expresado su preocupación por la falta de claridad sobre el acuerdo, especialmente porque este permite que Cataluña gestione el 100% de los impuestos, sin especificar cómo se redistribuirá ese dinero, lo que podría romper el principio de solidaridad entre territorios. Esta incertidumbre ha llevado a que seis direcciones del partido pidan a Sánchez que convoque una reunión para fijar una postura común sobre la financiación autonómica.

Además, la dirección del PSOE no ha reflexionado suficientemente sobre las pérdidas sufridas en las últimas elecciones autonómicas, con la excepción de Cataluña y, en menor medida, Euskadi. Existen voces críticas dentro del partido que cuestionan la estrategia de aliarse con partidos regionalistas e independentistas, que parecen estar capturando el voto de la izquierda en esas regiones. Una fuente de la ejecutiva del partido reconoce este fenómeno.

Fuentes cercanas al oficialismo argumentan que España es un país con una realidad plurinacional que debe ser atendida, lo que exige un discurso regionalista y cercano a los territorios. Sin embargo, esto también ha abierto espacio para que los mensajes de los partidos regionalistas e independentistas ganen fuerza. Mientras tanto, los rumores continúan, y se especula que en las próximas semanas un destacado miembro histórico del PSOE podría romper su carné de afiliado.