En una acción militar inesperada, las fuerzas de Kiev han incursionado en territorio ruso, poniendo en peligro la central nuclear de Kursk. Este movimiento ha movilizado a miles de soldados ucranianos en una operación en la región rusa de Kursk, considerada por muchos como un golpe estratégico que ha forzado a Moscú a reconsiderar y reorganizar la distribución de sus tropas. Aunque las autoridades ucranianas han mantenido oficialmente el silencio sobre esta incursión, un alto funcionario de seguridad, bajo condición de anonimato, proporcionó detalles sobre los objetivos de esta operación.

El funcionario explicó: «Estamos a la ofensiva. El objetivo es estirar las posiciones del enemigo, infligir el máximo de pérdidas, desestabilizar la situación en Rusia -porque son incapaces de proteger sus propias fronteras- y trasladar la guerra a territorio ruso». Este comentario revela la intención de Kiev de llevar la guerra más allá de sus propias fronteras, como parte de una estrategia para desestabilizar a Rusia y disminuir la capacidad de respuesta del Kremlin.

El ejército ruso informó el miércoles que Ucrania había movilizado a unos mil soldados para lanzar esta incursión en la región de Kursk. Sin embargo, el alto funcionario ucraniano contradijo esta cifra, afirmando que en realidad se trata de «miles» de soldados, quienes participan en una misión que ya lleva varios días en curso. Según diversos analistas, esta ofensiva permitió a las fuerzas ucranianas penetrar hasta 35 kilómetros en territorio ruso, un avance significativo en la región.

El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, mencionó indirectamente esta operación en su discurso diario el sábado, señalando que Kiev busca «desplazar la guerra» hacia territorio ruso. Este ataque ha sido visto como un factor revitalizante para el ánimo tanto del ejército como de la sociedad ucraniana, que se han visto afectados por más de dos años de guerra desde la invasión rusa.

El funcionario de seguridad ucraniano también comentó que la operación fue «muy buena», sorprendiendo a las fuerzas rusas y logrando elevar el ánimo en Ucrania. «Esta operación demostró que podemos atacar y avanzar», afirmó, en referencia a la capacidad ofensiva de Ucrania después de meses de estar a la defensiva en el frente oriental.

No obstante, el funcionario subrayó que, pese a la incursión en Kursk, la ofensiva rusa en el este de Ucrania sigue en curso. Moscú ha continuado ganando terreno en esa región, aunque la intensidad de los ataques rusos ha disminuido ligeramente, según el mismo funcionario. Además, recalcó que Ucrania respeta estrictamente el derecho humanitario en esta operación, asegurando que no se cometen violaciones de derechos humanos, como ejecuciones de prisioneros o saqueos.

Por su parte, Rusia ha respondido a esta incursión con la implementación de operaciones antiterroristas en las regiones de Bélgorod, Briansk y Kursk para detener el avance ucraniano. Asimismo, las autoridades rusas anunciaron la evacuación de más de 76.000 personas de la región fronteriza, mientras que Ucrania solicitó la evacuación de al menos 20.000 civiles de la región fronteriza de Sumy.