Carmona, situada en el encantador Valle del Nansa y administrativamente parte del Ayuntamiento de Cabuérniga, representa la esencia pura de la arquitectura montañesa de los siglos XVI, XVII y XVIII. Enclavada en un paisaje de ensueño y rodeada por la Sierra del Escudo de Cabuérniga, este pintoresco pueblo es un refugio de tranquilidad y un ejemplo vivo de la rica historia de Cantabria.

UN PASEO POR LA HISTORIA Y LA ARQUITECTURA DE CARMONA

Comenzamos nuestra visita en el Barrio La Pesa, un rincón que conserva la esencia de las casas campesinas de la región. Estas viviendas, sencillas y construidas principalmente con mampostería, reflejan un estilo de vida más humilde comparado con las imponentes casonas del centro del pueblo. Cruzando el río Quivierda, afluente del Nansa, ascendemos por una pequeña cuesta que nos lleva a la parte más alta de Carmona, donde una vaca tudanca en piedra rinde homenaje al ganado autóctono.

La Casona de la Vera, una magnífica edificación del siglo XVIII, ejemplifica la clásica casona montañesa barroca. Con su fachada de sillería y su balconada que ocupa toda la fachada, este edificio destaca por su rica decoración en piedra y madera, representativa del auge económico que trajo el comercio con América.

El Palacio de Rubín de Celis, también conocido como el Palacio de Mier, es el edificio más imponente de Carmona, en Cantbria. Este palacio, construido en 1715, combina elementos de la arquitectura montañesa con la barroca madrileña de la época de los Austrias, siendo único en Cantabria. Su gran escudo, sostenido por dos guerreros, simboliza los apellidos históricos de la región: Díez, Cossío, Calderón y Mier.

La esencia de Carmona en cada rincón

Al recorrer la Calle del Sol, encontramos hileras de casonas que se escalonan adaptándose al terreno. En esta calle destaca un monumento a las albarcas, el calzado tradicional de madera que aislaba el pie de la humedad y el barro, fundamental para las labores agrícolas en esta región.

La Calle de la Joya, una de las más interesantes, alberga varias casonas de los siglos XVII y XVIII. Aquí, la Casa de Cossío y Mier, con su imponente fachada de sillería y su escudo de armas, es una joya arquitectónica que nos transporta al pasado esplendoroso de Carmona.

Finalmente, en el barrio de Nozalea, la Casona de la Nozalea del siglo XVII se distingue por su estilo de líneas simples y su decoración en piedra. Este barrio, cuyo nombre proviene de los nogales que antaño lo poblaban, es el epítome de la arquitectura tradicional de la región.

Una travesía por el tiempo y la tradición

Carmona no solo es un Conjunto Histórico-Artístico, sino también un testimonio vivo de la historia y la cultura de Cantabria. Cada calle, cada casa, y cada monumento narran historias de un tiempo pasado que aún palpita en el corazón de este encantador pueblo. Como decía el escritor español José Ortega y Gasset: “El pasado no está muerto, ni siquiera es pasado”. Y en Carmona, esta frase cobra vida en cada rincón, invitando al visitante a sumergirse en un viaje atemporal por la belleza y la tradición.

Carmona, con sus paisajes naturales y su rica herencia arquitectónica, es un destino imprescindible para quienes buscan una conexión auténtica con la historia y la cultura de Cantabria. No te pierdas la oportunidad de explorar este tesoro escondido y descubrir por qué es considerado uno de los pueblos más bonitos de España.