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TURISMO

Cómo este sendero histórico revela tesoros arquitectónicos ocultos de Cantabria

Si hay un rincón en Cantabria donde la historia y la arquitectura se funden en un impresionante viaje en el tiempo, ese es el “Camino Real” del Escudo
En Alceda podemos distinguir distintos tipos de edificaciones residenciales. / A.E
En Alceda podemos distinguir distintos tipos de edificaciones residenciales. / A.E
Cómo este sendero histórico revela tesoros arquitectónicos ocultos de Cantabria

Este histórico trayecto no solo ofrece un paseo por la naturaleza, sino también una inmersión en el legado arquitectónico de la región, con casas señoriales y molinos que cuentan historias de siglos pasados. Desde las imponentes casonas hasta el pintoresco Molino de la Flor, el “Camino Real” ofrece una experiencia cultural única que destaca el rico patrimonio de Cantabria.

Un paseo por la historia y el estilo

El “Camino Real” del Escudo es más que un simple sendero; es un recorrido por la historia arquitectónica de Cantabria. A lo largo de este camino, los visitantes pueden admirar una serie de casonas y edificaciones históricas que datan de los siglos XVI y XVII. Estas construcciones no solo destacan por su belleza, sino también por su relevancia histórica, ofreciendo un vistazo a la vida y el estatus de las familias que una vez las habitaron.

Una joyita del siglo XVII

Entre las construcciones más destacadas se encuentra la Casona de los Ruiz Bustamante, un impresionante ejemplo de la arquitectura de principios del siglo XVII. Esta casona se adosa a una torre ligeramente más antigua, creando un complejo arquitectónico que destaca por su fachada de dos pisos. La fachada presenta tres arcadas con arcos rebajados apoyados sobre pilastras prismáticas, lo que le confiere un carácter elegante y majestuoso. En el segundo piso, se encuentran tres antepechos y un gran escudo con yelmo y leones tenantes, un detalle que resalta las armas de los linajes fundadores. Esta casona no solo es una muestra del esplendor de la época, sino también un testimonio del linaje y la influencia de la familia Ruiz Bustamante en la región.

Un hito del siglo XVII

Más adelante, en el recorrido, nos encontramos con la Casona de los Ceballos, construida a mediados del siglo XVII por Don Pedro Ceballos. Esta edificación destaca por su torre de planta cuadrangular, que fue edificada sobre una estructura anterior. La casona, con su sólido diseño, refleja la opulencia y el poder de la familia Ceballos en su época. La torre cuadrangular no solo es un elemento defensivo, sino también un símbolo de estatus y riqueza que dominaba el paisaje.

La Casa de Mercadal

La Casa de Mercadal es otro punto destacado en el “Camino Real”. Construida en 1737, esta casa cuenta con una portalada al Norte que da acceso a la finca. La portalada está dividida en dos cuerpos: el inferior con un arco de entrada de medio punto entre dobles pilastras adosadas, y el superior, separado por una cornisa moldurada que lleva un escudo del linaje con yelmo y leones tenantes. El diseño se completa con pirámides y bolas herrerianas que aportan un toque distintivo y sofisticado. La planta cuadrangular de la casa, junto con sus dos fachadas principales, subraya la importancia de la familia Mercadal en la región, mientras que la arquitectura refleja tanto la funcionalidad como la elegancia.

Un tinte de color en la historia

No podemos hablar del “Camino Real” sin mencionar el Molino de la Flor, una estructura que destaca no solo por su funcionalidad histórica, sino también por su decoración exterior. Este molino, con sus paredes pintadas y esgrafiadas, ofrece un contraste vibrante con las sobrias casonas y fortalezas del recorrido. El Molino de la Flor no solo fue crucial para la economía local, sino que también aporta un elemento estético que realza el carácter del paisaje histórico.

El significado del “Camino Real” en la actualidad

El “Camino Real” del Escudo no es solo un viaje a través de la historia, sino también un testimonio del valor de conservar y apreciar nuestro patrimonio. Las casonas y edificaciones a lo largo del camino no solo embellecen el paisaje, sino que también cuentan historias de familias que han dejado una marca indeleble en la región. La preservación de estas estructuras es esencial para mantener viva la historia y ofrecer a futuras generaciones un vistazo auténtico al pasado.

El camino se ha convertido en un destino cultural para quienes buscan entender más sobre la historia de Cantabria. Además de su atractivo histórico, el “Camino Real” del Escudo también sirve como un punto de conexión entre la naturaleza y la cultura, ofreciendo a los visitantes una experiencia completa que combina belleza natural con riqueza histórica.

Un futuro prometedor para el patrimonio cántabro

A medida que Cantabria continúa desarrollándose, es crucial que mantengamos un equilibrio entre el progreso y la conservación de nuestro patrimonio. El “Camino Real” y sus casonas son recordatorios de la importancia de preservar nuestras raíces mientras avanzamos hacia el futuro. La ciudadanía y las autoridades locales juegan un papel vital en asegurar que estas joyas arquitectónicas continúen siendo accesibles y apreciadas por todos.

En resumen, el “Camino Real” del Escudo ofrece una experiencia única para los amantes de la historia y la arquitectura, mostrando la riqueza cultural y el patrimonio de Cantabria. Desde las elegantes casonas hasta el colorido Molino de la Flor, cada parada en este recorrido es una ventana al pasado, un recordatorio de la importancia de nuestra herencia y un incentivo para seguir explorando y valorando lo que nos hace únicos.

Este trayecto, lleno de historia y belleza, continúa siendo un testimonio del esplendor arquitectónico de Cantabria y una invitación a todos a descubrir la rica tapestria de nuestro pasado.

Cómo este sendero histórico revela tesoros arquitectónicos ocultos de Cantabria
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