Sinaloa, uno de los estados más afectados por la violencia en México, vuelve a estar bajo la influencia del narcotráfico, lo que ha generado una serie de consecuencias sociales, económicas y políticas. En las últimas semanas, la ciudad de Culiacán, capital de Sinaloa y lugar de origen de Joaquín "El Chapo" Guzmán, ha sido escenario de intensos enfrentamientos entre diferentes grupos criminales. Estos choques han generado inquietud entre la población y han obligado a las autoridades a tomar medidas drásticas.

La situación de violencia se recrudeció después de que, hace apenas quince días, se registraran una serie de narcobloqueos que paralizaron gran parte de la ciudad. Según testigos, los grupos delictivos incendiaron vehículos, incluidos camiones, para crear barricadas y dificultar el avance de las fuerzas de seguridad mexicanas. Estos incidentes provocaron una gran preocupación entre los ciudadanos, quienes han vivido en carne propia los efectos de esta escalada de violencia.

Además de los bloqueos, se han reportado varios tiroteos en diferentes puntos de la ciudad. Civiles armados con fusiles de alto poder han sido vistos desplazándose por las calles. Aunque el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), confirmó que solo se habían producido dos asesinatos relacionados con estos enfrentamientos, la Fiscalía General del Estado de Sinaloa ha informado de que el número total de muertes asciende a 15 desde el inicio de las emboscadas. López Obrador, en una rueda de prensa, señaló que los homicidios registrados "seguramente no se produzcan por esos enfrentamientos, pueden ser otras las causas", minimizando así la relación directa entre la violencia reciente y las disputas entre los cárteles.

Este clima de incertidumbre y violencia ha afectado profundamente a la vida cotidiana en Sinaloa. Más de un millón de personas se han visto afectadas, especialmente en Culiacán, donde las escuelas han suspendido clases y las festividades por la Independencia de México han sido canceladas. La situación también ha generado un impacto negativo en la economía local, que ya venía sufriendo las consecuencias de años de inseguridad. Los recuerdos del "Culiacanazo" de 2019, cuando un operativo fallido para capturar a Ovidio Guzmán, hijo de "El Chapo", desató una ola de violencia que dejó 12 muertos y más de 20 secuestrados, aún están presentes en la memoria colectiva.

La reciente ola de violencia coincide con un hecho significativo: el mismo día de los enfrentamientos más recientes, Ismael "El Mayo" Zambada, otro líder prominente del Cártel de Sinaloa, se declaró "no culpable" de cargos de narcotráfico ante un tribunal en Nueva York. Este hecho ha alimentado las especulaciones sobre posibles tensiones internas en el cártel, lo que podría estar generando una mayor fragmentación entre sus líderes y aumentando el nivel de violencia en la región.

Ante esta situación, el Gobierno de Estados Unidos ha emitido una alerta a sus ciudadanos, recomendando evitar viajar a Sinaloa debido a los "tiroteos, operaciones de seguridad, bloqueos de carreteras, incendios y robos de vehículos". Esta advertencia refleja la gravedad de la situación en el estado y las dificultades que enfrentan las autoridades mexicanas para controlar la violencia.