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GUERRA EN UCRANIA

Ucrania a oscuras tras el ataque más brutal de Putin, ¿qué hará Zelenski ahora?

El Kremlin lanzó más de 200 misiles y drones sobre infraestructuras energéticas en Ucrania, causando apagones y heridos. Zelenski solicita un mayor apoyo europeo, mientras que los bombardeos continúan afectando civiles.
Decenas de personas escondidas en la estación del metro durante el ataque ruso. EP
Decenas de personas escondidas en la estación del metro durante el ataque ruso. EP
Ucrania a oscuras tras el ataque más brutal de Putin, ¿qué hará Zelenski ahora?

En uno de los bombardeos más intensos de la guerra en Ucrania, el Kremlin ha lanzado más de 200 misiles y drones sobre infraestructuras energéticas en 15 ciudades ucranianas, con el objetivo de dejar sin electricidad a la población civil. Este ataque es parte de una estrategia que el régimen de Vladimir Putin ha implementado durante tres inviernos consecutivos, buscando sumir a Ucrania en el frío y la oscuridad mediante la destrucción de centrales de generación de energía y subestaciones de distribución, así como de sistemas comunes de calefacción, fundamentales para la supervivencia en el duro invierno ucraniano.

El ataque, que se extendió por al menos cinco horas, afectó a 15 de las 24 regiones de Ucrania, incluyendo la capital, Kiev. En el centro de la ciudad, las explosiones llevaron a decenas de miles de residentes a refugiarse en el metro, evocando imágenes de los londinenses durante los bombardeos masivos del Blitz en la Segunda Guerra Mundial. Los ataques no solo se concentraron en infraestructuras energéticas, sino que también alcanzaron edificios residenciales en ciudades como Odesa y Lutsk, sin que estos tuvieran interés militar aparente, lo que refuerza la intención de aterrorizar a la población civil.

El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, ha reiterado la necesidad de una mayor cooperación con los aliados europeos para proteger a la población civil. "Podríamos hacer mucho más para proteger vidas si la aviación de nuestros vecinos europeos trabajara junto con nuestros F-16 y junto a nuestra defensa aérea", declaró Zelenski en redes sociales. Kiev ha cuestionado la falta de una respuesta más contundente por parte de Estados Unidos, señalando que este país derriba misiles iraníes cuando atacan a Israel, pero no cuando lo hacen en Ucrania. En respuesta, Polonia ha ofrecido sus baterías antiaéreas para derribar misiles que representen una amenaza para su territorio, aunque en Washington aún no han tomado una decisión clara al respecto. Varsovia justificó esta postura al informar que uno de los misiles rusos atravesó su espacio aéreo, el cual también forma parte del territorio de la OTAN.

Entre los blancos de los misiles rusos se encontraba la presa de Kiev, ubicada al norte de la capital, donde uno de los misiles impactó en la central hidroeléctrica. Otros misiles, en ciudades como Odesa y Lutsk, cayeron sobre edificios residenciales, lo que refuerza la estrategia de causar terror entre la población civil. Hasta el momento, el saldo del ataque es de cuatro civiles muertos y decenas de heridos, aunque se espera que estas cifras aumenten.

Los bombardeos rusos son parte de una guerra asimétrica en la que Ucrania se enfrenta a un enemigo con una capacidad de ataque masiva y persistente. A pesar de los esfuerzos de las defensas antiaéreas ucranianas y la ayuda internacional, los apagones son frecuentes en Ucrania, y la capacidad rusa de lanzar ataques masivos parece no disminuir. Los arsenales rusos, alimentados en parte por armamento de la era de la Guerra Fría, han demostrado ser más extensos de lo que se había estimado, a pesar de que muchos de estos misiles son antiguos y poco fiables, con algunos cayendo incluso en territorio ruso por error.

Este tipo de ataques, que buscan debilitar la infraestructura crítica de Ucrania, se realizan desde bases aéreas rusas bien identificadas por las fuerzas ucranianas. Sin embargo, los aliados de Ucrania, incluyendo Estados Unidos, Francia, Alemania y Reino Unido, han restringido el uso del armamento entregado a Kiev para atacar estos aeródromos, lo que otorga una ventaja estratégica a Moscú. No obstante, Ucrania ha empezado a utilizar drones explosivos de fabricación nacional para atacar bases aéreas y refinerías rusas, alcanzando objetivos a más de 1.000 kilómetros de distancia. En la última semana, varios aparatos rusos fueron destruidos en las pistas de Murmansk, Volgogrado, y en la base de Engels, desde donde se lanzan misiles hacia Ucrania.

A pesar de las negaciones del portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, quien afirmó que el ataque al hotel Safir en Kramatorsk "aún no está claro" y que "Moscú nunca ataca objetivos civiles", la realidad en las zonas cercanas al frente es otra. La mayoría de los hoteles y restaurantes frecuentados por periodistas han sido bombardeados, y hay miles de testigos que lo confirman. En este contexto, la situación sigue siendo crítica para los civiles ucranianos, quienes deben lidiar con la constante amenaza de ataques y la falta de recursos básicos en medio de un conflicto que parece no tener fin.

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