Los presidentes autonómicos de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, y de Aragón, Javier Lambán, han optado por no dar su aval al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el proceso de primarias del PSOE para su reelección como secretario general de la formación. Esta decisión se produce de cara al 41º Congreso del PSOE, que tendrá lugar en noviembre en Sevilla, donde se ratificará a Sánchez como líder del partido, al ser el único candidato que ha presentado su candidatura.

En el caso de García-Page, fuentes cercanas al presidente manchego han explicado que este ha decidido no participar en el proceso de recogida de avales, tal como ha hecho en ocasiones anteriores. García-Page ha mantenido en diversas ocasiones una postura crítica hacia algunas de las políticas y decisiones del Gobierno de Sánchez, lo que ha generado cierta distancia entre ambos. Sin embargo, esta vez no ha emitido declaraciones públicas sobre su decisión de no ofrecer su aval.

Por su parte, Javier Lambán, expresidente de Aragón, tampoco ha avalado a Sánchez, aunque en este caso no ha ofrecido motivos específicos para su decisión. Lambán, quien también ha sido crítico con algunas de las decisiones del Ejecutivo central, especialmente en lo relativo a la gestión territorial y a las negociaciones con partidos nacionalistas, se ha mostrado en varias ocasiones en desacuerdo con la dirección del PSOE liderada por Sánchez.

A pesar de estas decisiones de destacados líderes autonómicos, el PSOE ha comunicado que Pedro Sánchez ha logrado el número máximo de avales permitido para su candidatura, lo que equivale al 6% del censo, según lo establecido por el reglamento interno del partido. Al ser el único aspirante en presentar su candidatura, Sánchez no tendrá que enfrentarse a ninguna competencia interna en estas primarias, lo que asegura su reelección como secretario general.

Tras la finalización del proceso de recogida y presentación de avales, el PSOE pasará a la siguiente fase del 41º Congreso. En esta etapa, se procederá a la designación de las delegaciones territoriales, que representarán a las diferentes comunidades autónomas en el congreso. Además, se abrirá el debate sobre las enmiendas a la Ponencia Marco, el documento que establece las principales líneas políticas que el partido impulsará en los próximos años. Este documento será enviado a las agrupaciones socialistas, que podrán presentar enmiendas para modificar o añadir puntos de interés en el texto.

El proceso de avales y el 41º Congreso del PSOE se producen en un contexto de creciente debate interno dentro del partido. Aunque Sánchez ha consolidado su liderazgo en las primarias, su relación con algunos sectores del PSOE, particularmente con figuras como García-Page y Lambán, ha sido tensa en los últimos años. Ambos líderes autonómicos han manifestado su preocupación por la dirección que ha tomado el partido bajo el liderazgo de Sánchez, especialmente en lo que respecta a su relación con los partidos independentistas y la estrategia territorial del Gobierno.

En este sentido, García-Page ha sido una de las voces más críticas dentro del PSOE, lamentando que el Gobierno de Sánchez "dependa" de partidos que, en su opinión, "se quieren cargar España". Estas declaraciones reflejan las preocupaciones que algunos sectores del PSOE tienen sobre las concesiones que el Gobierno central ha hecho a partidos como Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) o Junts per Catalunya, en el contexto de la gobernabilidad del país.

Por otro lado, Lambán, aunque menos vocal en los últimos meses, también ha expresado en el pasado su disconformidad con algunas decisiones de Sánchez, especialmente en lo que se refiere a las políticas relacionadas con la descentralización y la gestión de los recursos autonómicos. Durante su mandato como presidente de Aragón, Lambán mantuvo una relación tensa con la dirección del PSOE, aunque siempre se posicionó como un defensor de la unidad del partido.

A medida que se acerque el 41º Congreso del PSOE en noviembre, es probable que estos debates internos continúen. Aunque Sánchez cuenta con el apoyo mayoritario dentro de la formación, las posturas críticas de figuras como García-Page y Lambán subrayan las tensiones que persisten en el seno del partido, especialmente en torno a cuestiones clave como la política territorial y las alianzas con otros partidos políticos. Estas tensiones internas podrían influir en el futuro del PSOE, ya que el partido busca consolidar su posición de cara a los próximos desafíos electorales y políticos.

En cualquier caso, el 41º Congreso será una oportunidad clave para que el PSOE defina su hoja de ruta para los próximos años, en un momento en el que el liderazgo de Sánchez sigue siendo dominante, pero no sin desafíos internos significativos.