La recepción en el Palacio Real con motivo de la Fiesta Nacional ha sido testigo de un momento de tensión entre el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la presidenta de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT), Maite Araluce. En un encuentro cargado de reproches, Araluce ha confrontado a Sánchez, expresándole la indignación de las víctimas por la reciente reforma legislativa que permitirá la reducción de penas a presos etarras.

El encontronazo no fue casual. Fue Araluce quien se acercó directamente al presidente, aprovechando la ocasión para pedirle que rectificara la medida, que afecta especialmente a las víctimas del terrorismo. Según relató la presidenta de la AVT a El Debate, el principal reproche fue que el Gobierno no ha mostrado "ningún respeto" hacia las víctimas al aprobar una reforma que les perjudica profundamente. "Nos habéis dejado abandonados", le espetó Araluce con firmeza.

La respuesta de Sánchez, sin embargo, fue escueta y distante. Lejos de abrir un diálogo o mostrar una postura conciliadora, se limitó a decir "es tu opinión", lo que dejó a las víctimas sin una verdadera explicación o justificación por parte del presidente del Gobierno. Para Araluce, esta actitud refleja una falta de sensibilidad y un desinterés por los reclamos de quienes han sufrido el impacto directo de la violencia terrorista en España.

Pero la queja de Araluce no terminó ahí. También señaló la falta de respuesta de Sánchez a los mensajes y cartas que le ha enviado en los últimos meses, solicitando reuniones o, al menos, una respuesta oficial sobre las políticas del Gobierno hacia las víctimas del terrorismo. Según la presidenta de la AVT, el presidente se excusó afirmando que "he estado de viaje", en referencia, posiblemente, a su reciente visita a Roma, donde mantuvo una breve reunión de 35 minutos con el Papa Francisco.

Esta falta de respuesta es un doloroso recordatorio para las víctimas del terrorismo, especialmente en un contexto en el que la reforma legislativa permitirá que los años que los etarras han cumplido en cárceles francesas se descuenten de sus condenas en España. Esto afectará a decenas de terroristas, incluidos aquellos que fueron condenados por delitos graves, pero que cumplirán menos tiempo en prisión en virtud de esta nueva normativa.

Para Araluce y la AVT, que representa a más de 4.800 víctimas del terrorismo, esta reforma es una traición. La reducción de penas a los presos etarras no solo supone un golpe moral, sino también un retroceso en el esfuerzo por asegurar justicia para las víctimas. Además, consideran que la medida, impulsada en el contexto de las negociaciones políticas con partidos como EH Bildu, es una forma de intercambiar votos por concesiones, algo que Araluce y su organización han calificado en repetidas ocasiones como "inaceptable".

En este sentido, la presidenta de la AVT ha sido una voz firme y crítica contra lo que considera una política de concesiones por parte del Gobierno de Sánchez a los partidos independentistas y abertzales. En una reciente intervención pública, Araluce ya había denunciado lo que considera una estrategia del Ejecutivo de "cambiar a las víctimas por unos votos manchados de sangre", en clara referencia a las alianzas políticas del PSOE con EH Bildu.

El contexto no podría ser más complejo. El Gobierno se enfrenta a la crítica feroz de no solo las víctimas del terrorismo, sino también de amplios sectores de la sociedad que ven en estas medidas una forma de minimizar el sufrimiento que ha causado ETA. A pesar de que la banda terrorista cesó su actividad hace más de una década, el legado de violencia y dolor sigue vivo en las memorias de miles de españoles que perdieron a familiares o amigos a manos de los terroristas.

Por su parte, el PSOE ha defendido la reforma como parte de un esfuerzo por seguir avanzando en la reconciliación y normalización política del País Vasco y de España en su conjunto. Sin embargo, estos argumentos no son suficientes para quienes, como Araluce, consideran que las víctimas están siendo sacrificadas en aras de los acuerdos políticos.

El hecho de que Sánchez no haya ofrecido una explicación pública detallada ni haya mantenido un diálogo abierto con la AVT agrava la situación. Las víctimas del terrorismo han insistido en la necesidad de que el Gobierno escuche sus preocupaciones y no las ignore en un momento tan sensible. Este choque entre Sánchez y Araluce es una prueba más de la fractura que existe entre el Ejecutivo y las víctimas del terrorismo, una herida que no parece estar cerca de cerrarse.

En definitiva, lo ocurrido en la recepción del Palacio Real pone de manifiesto el malestar profundo de las víctimas del terrorismo frente a un Gobierno que, en su opinión, las ha dejado de lado. El reproche de Araluce, directo y emotivo, refleja el sentimiento de abandono que muchas víctimas sienten en relación con las recientes decisiones del Gobierno de Pedro Sánchez.