El nombramiento de Michel Barnier como primer ministro de Francia ha encendido una tormenta política en el país, especialmente en el Nuevo Frente Popular (NFP), la coalición de izquierdas que arrasó en las elecciones legislativas del pasado 7 de julio. A pesar de su victoria contundente en la Asamblea Nacional (Cámara Baja), el presidente Emmanuel Macron ha sorprendido al país al elegir a Barnier, un veterano de Los Republicanos (LR), desplazando el mandato hacia la derecha.

Las reacciones no se hicieron esperar. Jean-Luc Mélenchon, el líder radical de La Francia Insumisa (LFI), acusó a Macron de haber «robado» las elecciones a los franceses, señalando que el presidente ha ignorado el resultado de las legislativas que él mismo convocó. Olivier Faure, secretario del Partido Socialista francés, corroboró la acusación, destacando que Macron ha nombrado a un primer ministro del partido que quedó en cuarta posición y que no participó en el frente republicano.

Lo que más enfurece al sector izquierdista es que la supervivencia de Barnier como primer ministro está ahora en manos del partido de Marine Le Pen, Agrupación Nacional (RN). RN, que quedó en tercera posición en los comicios de julio, ha anunciado que esperará a conocer el programa de Gobierno de Barnier para tomar una decisión. Jordan Bardella y Le Pen impusieron sus condiciones, exigiendo que las propuestas sobre inmigración y seguridad fueran incluidas en el programa del nuevo Ejecutivo.

Barnier, en su primer discurso tras su nombramiento, hizo varios guiños a RN, incluyendo menciones a un mayor control sobre las entradas ilegales. Este alineamiento con RN ha llevado al medio francés Le Monde a titular: Michel Barnier, un primer ministro bajo la supervisión de Le Pen.

Esta situación ha generado una fuerte frustración en el NFP, que logró superar sus diferencias para evitar precisamente el escenario actual. Por ello, La Francia Insumisa ha convocado para este sábado 7 de septiembre, dos meses después de las elecciones, la movilización más fuerte posible en 150 ciudades francesas.

«Unámonos por el respeto de la democracia y la dignidad personal de todos. El pueblo es el único soberano. ¡Viva la República!», exhortó Mélenchon en un mensaje en su cuenta de X (anteriormente Twitter). Además de las movilizaciones en la calle, LFI ha iniciado una ofensiva política con una moción para la destitución de Macron y ha anunciado que no apoyará la candidatura de Barnier por carecer de legitimidad política y republicana.

Mientras tanto, Barnier ha comenzado sus contactos con líderes de partidos de centro y derecha para formar un Gobierno. El nuevo primer ministro deberá demostrar su capacidad de consenso para sacar al país del atolladero político en el que se encuentra. Barnier confesó que «habrá que escuchar mucho» y mostrar «respeto» hacia todas las fuerzas políticas representadas en la Asamblea Nacional. Sin embargo, la izquierda ya está en pie de guerra, y Barnier se enfrenta a su primera prueba de fuego en las calles de todo el país.