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PUEBLOS DE CANTABRIA

¡Alerta viajeros! Este es el destino cántabro de moda

Este territorio, caracterizado por sus praderas verdes, casas pasiegas y la tradición trashumante, ofrece un viaje a través de la vida rural más auténtica y la historia de productos estrella como el sobao y la quesada
Un destino rural que atrae a los visitantes. / A.S.
Un destino rural que atrae a los visitantes. / A.S.
¡Alerta viajeros! Este es el destino cántabro de moda

Ubicados entre los ríos Pas y Miera, los Valles Pasiegos son una comarca de belleza rural incomparable que, a pesar de ser la cuna de algunos de los productos más famosos de Cantabria, como el sobao y la quesada, suele quedar fuera del radar turístico habitual. Este rincón, con sus praderas verdes, casas tradicionales y la historia del pastoreo trashumante, ofrece una experiencia íntima, donde la vida rural aún sigue marcando el ritmo.

La comarca está definida por sus tres villas pasiegas originales: Vega de Pas, San Pedro del Romeral y San Roque de Riomiera. Aquí, las tradiciones más arraigadas siguen vivas, y los paisajes ofrecen una postal idílica de la vida en el campo.

San Pedro del Romeral: El mirador Pasiego

La primera parada en el recorrido por los Valles Pasiegos es San Pedro del Romeral, el municipio más elevado de la comarca, a 750 metros sobre el nivel del mar. Con solo 450 habitantes, este pueblo se encuentra encaramado en las montañas y ofrece vistas impresionantes de las laderas llenas de parcelas verdes y casas pasiegas, testigos del estilo de vida trashumante que caracteriza la zona.

A medida que se asciende hacia San Pedro, el paisaje revela su esencia genuina: praderas híper parceladas, producto de la privatización de pastos remotos, que han configurado un modo de vida definido por el aislamiento. La iglesia de San Pedro y su campanario, junto al Centro de Interpretación del Paisaje y Forma de Vida Pasiega, son paradas obligadas para entender la historia y cultura de esta región.

Vega de Pas: La capital de la comarca

Descendiendo hacia el corazón de los Valles Pasiegos, se llega a Vega de Pas, a 350 metros de altitud. Este pequeño pueblo, con sus balcones de aire señorial y sus praderas verdes, es la capital histórica de la comarca. Aquí, la vida pasiega se muestra en su máxima expresión, con miles de cabañas dispersas en las laderas que rodean el pueblo, evocando paisajes que recuerdan a los alpes suizos.

El Museo Etnográfico de Vega de Pas es una excelente oportunidad para conocer la vida de los pastores pasiegos y su famosa tradición lechera. Durante el siglo XIX, las nodrizas pasiegas eran tan cotizadas que se convirtieron en las preferidas por la realeza española. Esta riqueza cultural se complementa con el aroma que inunda las calles: el olor a mantequilla que sale de los hornos que elaboran sobados y quesadas, productos estrella de la región.

San Roque de Riomiera: El Valle del Miera

La última parada en este recorrido pasiego es San Roque de Riomiera, el municipio más pequeño y menos poblado de los tres, con apenas 350 habitantes. La localidad se encuentra a orillas del río Miera, que marca el límite oriental de la comarca, y su "capital", La Pedrosa, está ubicada a 426 metros de altitud.

Este lugar es conocido por su belleza escarpada, rodeado de profundos cañones y montañas. Aunque pequeño en tamaño, San Roque de Riomiera es un enclave fascinante para explorar la vida rural más auténtica, con una farmacia pintoresca y una iglesia dedicada a San Roque.

El recorrido hacia este remoto valle atraviesa el Pisueña, donde se puede visitar un museo privado dedicado a la historia del sobao pasiego, otro testimonio de la riqueza cultural y gastronómica de la zona.

La vida pasiega: Entre el pasado y el presente

Los Valles Pasiegos ofrecen una mirada única a una forma de vida que ha perdurado durante siglos. El pastoreo trashumante y la privatización de pastos dieron lugar a la dispersión de sus habitantes y al aislamiento de las cabañas pasiegas que aún se pueden ver hoy en día, salpicando el paisaje. Estas tierras, que antaño se llamaban la Paseguería, revelan una historia de resiliencia y adaptación al entorno.

Pero, a pesar de su carácter remoto, los Valles Pasiegos no se han quedado atrás. Sus habitantes han sabido combinar la tradición con la modernidad, y hoy en día los pueblos ofrecen comodidades contemporáneas, como centros deportivos y plazas públicas diseñadas con un urbanismo moderno que permite a los locales disfrutar de juegos como los bolos cántabros sin importar la lluvia.

Explorar los Valles Pasiegos es adentrarse en uno de los paisajes rurales más fascinantes de España. Desde las alturas de San Pedro del Romeral hasta las praderas verdes de Vega de Pas y los cañones profundos de San Roque de Riomiera, cada rincón de la comarca ofrece una historia que contar. Ya sea que disfrutes de un paseo por sus praderas o te deleites con un sobao recién hecho, los Valles Pasiegos te transportarán a una época donde la vida se medía al ritmo de las estaciones y el pastoreo.

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